Actualizado: jueves, 8 junio 2017 18:28


MADRID, 8 Jun. (EUROPA PRESS) -

Manos Unidas teme un aumento de la violencia que frene el proceso de paz en la isla de Mindanao (Filipinas) tras los acontecimientos de las últimas semanas en la ciudad de Marawi, que el pasado 23 de mayo fue ocupada por un grupo de terroristas armados.

Según indica la ONG, los enfrentamientos, que continúan a día de hoy, han causado ya centenares de muertos, han obligado a huir de la ciudad a miles de personas y varios centenares continúan secuestradas. El gobierno ha decretado 60 días de ley marcial en la isla.

Además, Manos Unidas explica que el conflicto en el sur de Filipinas entre el gobierno de Manila y los grupos armados islamistas, que reivindican la independencia de la región, tiene un marcado carácter económico y político.

Los enfrentamientos, que comenzaron hace cuatro décadas, han provocado más de 120.000 muertos y, aunque desde 1976 se han llevado a cabo diferentes iniciativas para lograr la paz, ésta todavía no se ha alcanzado de manera definitiva.

En este contexto, Manos Unidas y su socio local ZABIDA (Alianza para el desarrollo integrado en Zamboanga Basilan) están trabajando para construir una cultura de paz que aborde la resolución de conflictos.

Para ello, han de resolver primero las graves carencias en las propias condiciones de vida de las poblaciones más vulnerables y marginalizadas y, en este sentido, apoyan iniciativas para impulsar su autonomía y medios de vida locales, reconstruir viviendas e infraestructuras afectadas por décadas de conflicto y fortalecer la prevención y capacidad de respuesta ante desastres naturales.

"Nos preocupa la situación de las víctimas y los desplazados y esperamos que lo sucedido en Marawi no suponga un freno a lo conseguido en el proceso de paz", señala el técnico de proyectos de Manos Unidas y la Cooperación Española en Filipinas, Miguel Carballo.

En concreto, Carballo alerta de que el conflicto ha aumentado la pobreza y la inseguridad humana en la región autónoma de Mindanao lo que afecta en mayor medida a mujeres, niños y pueblos indígenas. "La población sufre además el tráfico de personas, drogas y armas", detalla.

Manos Unidas, que está presente en Filipinas desde hace más de 30 años, lleva 18 acompañando al claretiano Ángel Calvo, que durante cuatro décadas ha trabajado por la paz en el archipiélago asiático. El misionero español ha promovido, junto a representantes de otras religiones agrupadas en el Foro Interreligioso de Solidaridad por la Paz, una declaración en la que condenan las atrocidades cometidas en Marawi.

En la declaración se expresa el temor de que la escalada de violencia provoque "un mayor derramamiento de sangre, que suponga más muertes y se extienda a otras zonas" y aboga por el fin de la violencia, el respeto a los derechos humanos, la solidaridad con los desplazados y el diálogo y encuentro entre religiones.

Por otro lado, la declaración, rubricada también por el Foro por la Paz y la Seguridad de Zamboanga, lamenta que la "guerra de Marawi" sea un síntoma de que las "amenazas" continúan y culpa a "factores políticos y sociales como la corrupción y la narco política, el extremismo religioso y las ideologías antigobierno" de que diversos grupos, "incluyendo elementos terroristas extranjeros, hayan unido sus fuerzas y sigan causando estragos".


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