El Pontífice invita a crear una alianza frente al "descarte" de los ancianos
MADRID, 23 Oct. (EUROPA PRESS) -
El director, productor y guionista de cine Martin Scorsese, entre 84 hombres y mujeres mayores de distintos rincones del planeta, cuatro de ellos españoles, comparten sus experiencias de vida en el libro 'La sabiduría de los años', una propuesta del Papa Francisco, con la colaboración de Loyola Press.
El equipo editorial que ha coordinado este trabajo desde Loyola Press con diez editoriales jesuitas del mundo --en España, el Grupo de Comunicación Loyola con el sello Mensajero--, así como el jesuita Antonio Spadaro, director de La Civiltà Cattolica, han hecho entrega al Papa Francisco del libro este martes 23 de octubre, en el marco del Sínodo de los Jóvenes. También ha estado presente esta tarde en el Vaticano, Martin Scorsese, premio Princesa de Asturias de Arte 2018.
Scorsese explica en el libro que ha aprendido "más del fracaso y del rechazo que del éxito". En concreto, recuerda cómo varios episodios de "crueldad" en sus inicios, cuando personas del mundo del cine despreciaron su obra, le llevaron a ser quien es. "En aquel momento podría haberme dicho: tal vez mi obra no interesa nada a las personas que realmente hacen las películas, tal vez debería abandonar. Pero no lo hice", recuerda.
En respuesta a Scorsese, el Papa constata que "el destino de cada uno no está escrito de antemano" y que es con la mezcla de "oportunidades y errores" con la que cada persona crea su vida. "Los fracasos no pueden detenernos si sentimos arder el fuego en el corazón", subraya.
Entre los españoles protagonistas del libro, destaca el testimonio del padre Ángel García, fundador de Mensajeros de la Paz, quien relata la experiencia que más le desarmó en su vida: cuando su hijo adoptado en El Salvador, que sobrevivió a un accidente doméstico en el que casi se quema por completo, le preguntó años más tarde por qué no le salvó de las llamas.
"No te salvé porque no llegué a tiempo", fue la respuesta del sacerdote. Si bien, se dio cuenta de que pensándolo mejor sí le salvó, del mismo modo que el chico le salvó a él porque "el amor siempre salva". El Papa subraya que la experiencia del padre Ángel enseña que los padres no son "superhéroes" pero su amor siempre se mantiene "firme".
También comparte su experiencia en el libro el exfutbolista profesional Jesús Landáburu, quien cuenta cómo la primera vez que un entrenador decidió no contar con él, en el Barcelona, respondió "como un niño pequeño que se enfada y decide no comer". La segunda vez que le ocurrió, ya en el Atlético de Madrid, asegura que se esforzó "el doble", en vez de "enfurruñarse", y acabó siendo titular.
"DIOS ERA MI COPILOTO"
Por su parte, el veterano de la Segunda Guerra Mundial Joe Schneider, que recibió la Estrella de Plata por contribuir a garantizar la seguridad de sus pilotos en una misión de bombardeo, y que falleció diez meses antes de la publicación de este libro, cuenta cómo la oración le ayudó durante la guerra.
Así, recuerda cómo antes de que comenzara un bombardeo, rezaba, porque no sabía si en los cinco minutos siguientes seguiría vivo. "A esa edad, esto te puede suceder una o dos veces, a mí me pasó 72 veces", subraya, al tiempo que afirma que no podría haber sobrevivido a esa guerra sin Dios. "Él era mi copiloto", asegura.
Asimismo, el libro recoge la experiencia de Erwin Froman, superviviente del Holocausto, que aún siente la mano de su padre desprendiéndose de la suya cuando llegaron al campo de concentración y exterminio de Auschwitz en 1944. Ahora, se ve a si mismo reflejado en los refugiados de Siria e invita a luchar con pequeños gestos para "eliminar el odio". En este sentido, el Papa propone tratarse "con bondad", ser "amables" con los demás y ser "solidarios".
"SE HA SILENCIADO LA VOZ DE LOS ABUELOS"
En el prólogo, titulado 'Compartir la sabiduría, comienzo de una nueva alianza', el Papa lamenta que la sociedad actual "ha silenciado la voz de los abuelos" y advierte de que poniéndolos "aparte", se "desperdicia el tesoro de su sabiduría".
Francisco constata que los ancianos sufren cuando se ven "privados de apoyo" y terminan "sintiéndose abandonados". Frente a esta actitud, invita a "hacer un esfuerzo para recuperar una respetuosa actitud de agradecimiento, aprecio y hospitalidad" hacia ellos.
"Nuestros ancianos representan un depósito de sabiduría para nuestra sociedad", insiste, al tiempo que insta a construir "una alianza" entre jóvenes y ancianos, de forma que el testimonio de los segundos ayude a los primeros a enfrentarse con esperanza a un futuro que genera "ansiedad, inseguridad, miedo".
En este sentido, invita a los abuelos del mundo a formar una especie de "coro" que guarde la memoria y haga retroceder a la "cultura del descarte" en medio de una sociedad "obsesionada por la eficacia".
"A los jóvenes de hoy día que viven su propia mezcla de ambiciones heroicas y de inseguridades, podemos recordarles que una vida sin amor es una vida infecunda. Y a los jóvenes excesivamente preocupados de sí mismos, podemos enseñarles que se experimenta más alegría en dar que en recibir", enfatiza.