MADRID, 23 MARZO. (Manuel Paz, médico y psicoterapeuta) -
En los últimos años estamos siendo testigos de la rápida expansión del Mindfulness, cuya traducción es atención o conciencia plena.
Son muchos los estudios científicos que demuestran la eficacia clínica de practicar Mindfulness, no sólo para la salud psíquica, sino también para la física.
Estos beneficios están dando lugar a su rápida expansión, trasladándose más allá de los centros clínicos de medicina o psicología. En la actualidad también se aplica en el mundo de la enseñanza, del deporte, de la empresa e incluso, como ocurre en el Reino Unido, de la política.
¿QUÉ ES EXACTAMENTE EL MINDFULNESS?
El Mindfulness tiene su origen en las prácticas de meditación orientales, tratándose de una manera de prestar atención de manera especial, intencionadamente, a lo que sucede en el momento presente, sin juzgar, aceptando la experiencia tal y como es.
Se puede entender como un entrenamiento de la mente, ejercitándose ésta a través de las distintas técnicas que conforman el Mindfulness.
Recientes estudios en neurociencias muestran que su práctica produce cambios en la función y en la morfología del cerebro, al igual que un músculo se fortalece o se atrofia según sea cómo lo ejercitemos.
¿QUÉ SE PUEDE ESPERAR DEL MINDFULNESS?
Puede sonar paradójico, pero la base de la práctica es hacerla sin esperar obtener un beneficio en concreto. Simplemente practicar, estar en el presente, en la experiencia, sea ésta como sea.
Sin embargo, es indudable que programas como el desarrollado hace más de 30 años por el doctor Kabat-Zinn, en el Centro Médico de la Universidad de Massachusetts, demuestran que es una manera efectiva de reducir el estrés y por ello los síntomas físicos y psicológicos asociados a éste.
También se ha visto que aumenta la autoconciencia, amplificando especialmente la conciencia corporal, lo que facilita la regulación emocional. Esto permite elegir cómo actuar, en lugar de comportarnos de manera impulsiva o movidos por automatismos, ante las situaciones adversas que inevitablemente nos toca vivir en nuestra vida cotidiana.
Por último, las personas que practican con regularidad coinciden en la experiencia de lograr un estado de equilibrio, una sensación de calma y sintonía mental que aumenta su bienestar.
¿SE TRATA ENTONCES DE UN MERO ENTRENAMIENTO DE LA MENTE PARA ALCANZAR SERENIDAD?
En realidad no, dado que lo que estamos ejercitando es nuestra mente, su práctica regular favorece la integración de las distintas actividades mentales.
Lo que para muchos comienza siendo una vía para encontrar serenidad y bienestar, con el tiempo se convierte en algo mucho más profundo, pues se cultivan actitudes que van modelando la manera de ser.
Para ello es necesario que la práctica incluya elementos que permiten que la persona se relacione de una manera más sana y amable consigo misma y con las personas y el mundo que le rodea. En definitiva, su práctica continuada y comprometida tiene el poder de convertir a los practicantes en mejores personas.
¿CUÁLES SON ESOS ELEMENTOS QUE HACEN DEL MINDFULNESS ALGO MÁS PROFUNDO?
Durante la práctica, sea esta formal, es decir, mediante las técnicas que se proponen, o durante la informal, que sería prestar atención a la experiencia presente en momentos de nuestra vida cotidiana, se cultivan las siguientes actitudes:
- Curiosidad, mente de principiante. Consiste en liberarnos de la influencia que tiene el aprendizaje que ya tenemos, Vivir las cosas con frescura, intentándonos poner en la situación de aquel que ve las cosas por primera vez.
- Apertura. Nos mantenemos abiertos a lo que venga, dejando que las cosas se desplieguen como son.
- No juzgar. Emitir juicios es inherente a nuestra actividad mental, ocurre de manera automática. En la práctica no se trata de que no ocurra, que es casi imposible, sino de observar cuándo ocurre y no dejarnos arrastrar por ello. Vivir cada momento como es, de manera neutral, sin juzgar si es bueno o malo, sin esperar que sea de una manera, o deseando que fuese de otra.
- La paciencia. Es una forma de sabiduría. Implica la comprensión profunda de que a veces las cosas tienen que suceder cuando les corresponde, que tienen su propio ritmo. La paciencia nos enseña a saber esperar y dejar que las cosas sucedan y sean cuando y como tengan que ser.
- La confianza. Sería lo contrario al miedo, a la necesidad de control o a la inseguridad hacia nosotros mismos. Se trata de confiar en nuestros recursos, de dejarnos escuchar y respetar esa información que procede de nuestro cuerpo que tiene matices emocionales. Dejarnos guiar por lo que nos dice nuestra intuición.
- Soltar. Aprender a "dejar marchar" eso a lo que nos apegamos. Permite experimentar la sensación de plenitud sin tener que buscar o rechazar nada.
- Aceptación. La aceptación significa ver las cosas como son en el presente. Aceptación no es sinónimo de resignación. Significa ganar en libertad de elección, mantener una actitud cargada de conciencia y plenamente activa en que decidimos posicionarnos con objetividad ante las circunstancias presentes: "Las cosas son así y desde esa comprensión veré qué puedo hacer".
- Amor: Tratarnos con más amabilidad, cuidado y ternura. Mantener una actitud respetuosa hacia nosotros mismos y hacia los demás.
¿ES DIFÍCIL PRACTICAR MINDFULNESS?
No, de hecho es muy sencillo, se trata simplemente de prestar atención al presente y relacionarse con él tal y como es. El presente siempre está ahí, solamente tenemos que prestarle atención. Pero tampoco es la panacea, esa solución mágica que de un día para otro nos va a cambiar la vida, que de manera automática nos brinda la felicidad.
Lo difícil es mantener la constancia. Los beneficios de su práctica sólo se experimentan cuando se practica con regularidad, manteniendo el compromiso con uno mismo, con sentido de responsabilidad hacia lo que uno es, siente y le pasa.
Es importante ser constante y mantener cierta disciplina para perseverar en el proceso. De esa forma se desarrolla una última actitud que en nuestra sociedad nos hemos acostumbrado a no tener, la congruencia, el sentido de integridad.
¿QUÉ PUEDO HACER PARA EMPEZAR?
Si ahora te colocas en una posición cómoda pero erguida, cierras los ojos y prestas atención a tu respiración, tal y como es, sin juzgarla ni tratar de modificarla, ya habrás empezado a practicar.
Puedes hacerlo siguiendo este audio:
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Sin embargo es aconsejable contar con medios que ayudan a su desarrollo. Comenzar con un curso guiado por un profesional con experiencia y que aporte rigor y profundidad a la práctica es de gran ayuda.
Son de especial utilidad aquellos en los que predomina el componente práctico y tienen una duración de al menos 8 semanas, lo que permite que se viva como un hábito.
Pertenecer a una comunidad con la que compartir la experiencia, acudir a cursos o retiros, y recurrir periódicamente a lecturas específicas, alimentan la práctica y así facilita que la persona construya su propio camino por esta vía.
A día de hoy muchas personas lo están practicando y experimentando sus beneficios.
¿ES POR TANTO EL MINDFULNESS UNA MODA PASAJERA?
Esa respuesta sólo la puede responder cada persona, con su propia experiencia, permitiendo, o no, que ésta luego le guíe y le invite a continuar. Lo importante es comprender de una manera racional, pero también sentida, la importancia de dedicar un tiempo a estar en contacto con uno mismo, de ganar conciencia.
Ante un mundo con más estímulos y exigencias, es esencial poder desarrollar un espacio de intimidad. Escuchar la propia experiencia ayuda a vivir con más sentido de integridad y equilibrio.
Y como Viktor Frankl escribió: “Al ser humano se le puede arrebatar todo, menos una cosa, la última de las libertades humanas, la libertad de elegir la propia actitud en cualquier conjunto de circunstancias, es decir, la libertad de elegir su propio camino”.
Manuel Paz Yepes
Médico y Psicoterapeuta.
IPSIMED - Integración Psicomédica
www.ipsimed.com