Los Obispos están preocupados por el aumento de los accidentes de tráfico y piden "no jugarse la vida por usar el móvil"

Cartel de la jornada de la responsabilidad en el tráfico que organiza la Iglesia.
Cartel de la jornada de la responsabilidad en el tráfico que organiza la Iglesia. - CEE
Publicado: lunes, 1 julio 2024 14:02

MADRID, 1 Jul. (EUROPA PRESS) -

La Iglesia celebra el próximo domingo 7 de julio, la Jornada de responsabilidad en el tráfico 2024. Las fecha coincide con el aumento de los desplazamientos por las vacaciones de verano y próxima a la festividad del patrón de los conductores y transportistas, San Cristóbal, que se celebra el 10 de julio.

En esta jornada, los obispos expresaran su preocupación por el aumento de siniestros viales y llamarán a respetar las normas de tráfico a los conductores y "no jugarse la vida por usar el móvil".

El departamento de Pastoral de la carretera, dentro de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y Movilidad humana, es el encargado de promover esta Jornada que este año se celebra con el lema, 'Yo soy el camino y la verdad y la vida'.

Los obispos explican que estas palabras fueron las que pronunció Jesús en su discurso de despedida de los discípulos. "Unas palabras que desglosan para indicar algunos comportamientos al volante", han explicado.

"Yo soy el camino", explican, "significa que caminar con Jesús obliga a ser buen conductor, responsable, cumplidor de las normas de tráfico y respetuoso con los demás conductores", a "no pasar de largo ante una necesidad de mi prójimo" y "hacer agradable el viaje de los que comparten el vehículo conmigo".

Asimismo, "yo soy la verdad" implica sinceridad "cuando se trata de averiguar quién y cómo se produjo el siniestro". "En casos así, donde parece que la verdad o la mentira tienen el mismo valor, no se pueden olvidar las palabras de Jesús 'La verdad os hará libres'", han añadido

Según la Iglesia, 'Yo soy la vida' recuerda que "cuando se conduce un vehículo, solo o en compañía, no se pueden olvidar, en ningún momento, la grave responsabilidad que se asume de velar por la vida y la de los demás".

Los obispos expresan su inquietud ante el aumento de los siniestros viales y los muertos en carretera, aunque "mantienen la firme esperanza de siniestros viales, cero". Porque "no hay dinero suficiente para comprar una sola vida. Somos únicos e irrepetibles", han añadido.

En su opinión, "amar y respetar la vida propia y ajena, para un conductor, equivale a permanecer atento a la conducción, respetando en todo momento las normas de tráfico" y quiere decir "conducir bien y en las debidas condiciones y responsabilidad sin ser un peligro para nadie".

En este sentido, advierten sobre la importancia de usar el cinturón de seguridad, de no conducir bajo los efectos del alcohol y de las drogas, de correr a la velocidad justa o sobre el uso indebido del móvil. "Amar la propia vida y la de los demás -puntualizan- me obliga a no jugármela sencillamente por usar el móvil indebida e irresponsablemente mientras se conduce, como desgraciadamente sucede con relativa frecuencia. Todo puede esperar y el conductor debe ser consciente de la grave responsabilidad que lleva entre sus manos", sostienen.

Del vehículo se puede "abusar", reconocen los obispos, pero también "es un medio que se puede utilizar de modo prudente y ético para la convivencia, el trabajo, la solidaridad y el servicio a los demás". De hecho, recuerdan y agradecen el servicio que prestan por el bien común "vehículos que son ellos mismos los instrumentos del trabajo: camión, autocar, taxi, o ambulancia".

También tienen unas palabras para la "mucha gente buena" que "diariamente se esfuerza como conductores o peatones por hacer las cosas bien, cumpliendo las normas de tráfico con responsabilidad y cuidando de la seguridad vial, que es tanto como decir: salvando vidas".

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