ROMA, 16 Jun. (EUROPA PRESS) -
El Óbolo de San Pedro, el fondo que recoge los donativos de los fieles para las obras de caridad del Papa, recaudó el año pasado 46,9 millones de euros -frente a los poco más de 44 millones de 2020-, pero acumula un déficit de 18 millones de euros, ya que los gastos ascendieron a 65,3 millones de euros, según los datos publicados este jueves por el Vaticano.
El principal donante del Óbolo es Estados Unidos, que aportó 13 millones, seguido de Italia, Alemania, Corea y Francia, mientras que España se sitúa en sexto lugar, con 900.000 euros, al igual que Brasil. En total, las donaciones por países supusieron el 74,3 por ciento de lo recaudado, frente al 25.7 por ciento recibido de otras fundaciones y órdenes religiosas.
De los 65,3 millones de euros gastados en 2021, 46,9 millones de euros se financiaron con las donaciones recibidas durante el año, mientras que los 18,4 millones restantes se financiaron con el patrimonio propio del Óbolo. En particular, 55,5 millones de euros contribuyeron a las actividades promovidas por la Santa Sede para llevar a cabo la misión apostólica del Papa, sobre todo en diócesis de países pobres, mientras que, unos 10 millones de euros (9,8 millones para ser exactos) se destinaron a proyectos de asistencia.
Los 55,5 millones de euros destinados en 2011 a apoyar el ministerio papal representaron el 23% del gasto total de todos los dicasterios dedicados a la misión apostólica en ese mismo año, excluyendo, no obstante, los departamentos dedicados a asuntos de administración ordinaria, cuyos gastos ascienden a 237,7 millones.
El prefecto de la Secretaría para la Economía, el sacerdote español Juan Antonio Guerrero Alves, ha explicado que de 2015 a 2020 el Óbolo había experimentado un descenso en las donaciones del 23%, penalizado además por un 18% más en 2020 debido a la pandemia de coronavirus.
Por continentes, África fue el principal beneficiario (41,8%), seguida de América (23,5), Asia (8,2%) y Europa (1%). En concreto, el Vaticano ha destacado tres ámbitos de asistencia donde van destinados los fondos: los proyectos sociales (como la construcción de escuelas, o proyectos para la protección de la dignidad humana, etc.); iniciativas de apoyo a la presencia evangelizadora de las iglesias con dificultades (por ejemplo, la construcción de casas para curas en Sudán del Sur e Indonesia), y la expansión y mantenimiento de la presencia evangelizadora (construcción de nuevas iglesias).