ROMA, 21 Ene. (EUROPA PRESS) -
El Papa ha afirmado que hace falta "valentía" para casarse, al tiempo que ha reclamado formación antes y después de la boda al reflexionar ante el Tribunal de la Rota Romana con ocasión de la inauguración del año judicial sobre el matrimonio.
Francisco ha advertido ante prelados auditores, oficiales, abogados y colaboradores del Tribunal de los peligros que acechan a los esposos jóvenes en la sociedad actual y ha señalado que para afrontar esos peligros, "se debe recurrir a este remedio: la formación antes y después del matrimonio".
Para esto, el pontífice ha determinado la necesidad de "personas con competencias concretas" en la Iglesia católica que estén "preparadas de forma adecuada para realizar dicho servicio, con las necesarias sinergias entre sacerdotes y matrimonios".
"No podemos ignorar el hecho de que una mentalidad generalizada oscurece el acceso a las verdades eternas. Una mentalidad que, a menudo y de forma amplia y generalizada, afecta a las actitudes y comportamientos de los cristianos, cuya fe se debilita y pierde la originalidad de criterio interpretativo y operativo para el ser personal, familiar y social", ha explicado.
Este contexto, ha manifestado que "la carencia de valores religiosos y de fe, no puede ser que condicione también el consentimiento matrimonial".
Para remediar esta situación, el Santo Padre ha señalado la necesidad de formación de los jóvenes futuros esposos, "mediante un adecuado camino de preparación dirigido a descubrir el matrimonio y la familia según el plan de Dios, se trata de ayudar a los futuros esposos a acoger y disfrutar la gracia, la belleza y la alegría del amor verdadero".
"Hoy, más que nunca, esta preparación se presenta como una verdadera ocasión de evangelización", ha señalado.
Para ello, Francisco ha manifestado "la necesidad de un nuevo catecumenado de preparación para el matrimonio". Así, ha llamado a dar una mayor importancia a los grupos de preparación al matrimonio y a preocuparse por profundizar en el "itinerario de preparación al sacramento del matrimonio", para que los futuros esposos crezcan humanamente, "pero sobre todo en la fe".
Para el Papa, el propósito fundamental del encuentro formativo con los futuros esposos es "ayudar a las parejas comprometidas a lograr una inserción progresiva en el misterio de Cristo, en la Iglesia y con la Iglesia".
"Eso exige una progresiva maduración en la fe a través del anuncio de la Palabra de Dios y de la adhesión generosa a Cristo. El propósito de esta preparación es ayudar a los futuros esposos a conocerse y a vivir la realidad del matrimonio que pretenden celebrar, para que puedan hacerlo no sólo de forma válida y lícita, sino también de forma fructífera, y para que estén disponibles a hacer de esta celebración una etapa de su camino de fe", ha manifestado.
Además, ha considerado que tras la boda se debe "ayudar a los nuevos esposos a proseguir el camino en la fe y en la Iglesia", de iniciar un camino de formación permanente. "Es necesario identificar, con coraje y creatividad, un proyecto de formación para los esposos jóvenes, con iniciativas destinadas a aumentar la sensibilización del sacramento recibido", ha añadido.
Se trata de animarles a considerar los muchos aspectos de la cotidianidad de su vida en común, que es signo e instrumento del amor de Dios encarnado en la historia de los hombres, ha apuntado.
"La comunidad cristiana está llamada a acoger, acompañar y ayudar a los jóvenes matrimonios, ofreciéndoles ocasiones e instrumentos adecuados para alimentar su vida espiritual tanto dentro de su vida familiar como en el ámbito de la programación pastoral en la parroquia", ha recordado.
Finalmente, ha apostillado que en los primeros momentos de la vida familiar, es necesario "garantizar una mayor cercanía un fuerte apoyo espiritual, también en la obra educativa de los hijos, ante los cuales, los padres son los primeros testigos y portadores del don de la fe".