ROMA 2 Feb. (EUROPA PRESS) -
El Papa ha alertado ante más de 300 representantes de diversas formas de vida consagrada, procedentes de más de 60 países, de la tentación de hacer "activismo" o de caer en la "amargura".
"No es bueno masticar amargura, porque en una familia religiosa las caras sombrías hacen pesado el ambiente. Es necesario recuperar la gracia perdida, volver, mediante una intensa vida interior, al espíritu de humildad gozosa y de gratitud silenciosa", ha señalado el Papa durante la misa que ha celebrado en la basílica de San Pedro con motivo de la fiesta de la Presentación del Señor, que también marca el Día de la Vida Consagrada.
El Pontífice ha pedido que -en un mundo en el que "el silencio está desterrado y perdido" sean capaces de "redescubrir la gratitud silenciosa".
El Pontífice de 87 años ha manifestado que la vida religiosa corre el riesgo de dejarse "sumergir por las actividades" hasta el punto de olvidar a Dios". De esta manera, ha argumentando que incluso las "buenas obras" pueden "transformar la vida religiosa y cristiana en 'un montón de cosas que hacer'".
Así - en el día en que la iglesia celebra el momento en que María y José fueron a presentar a su hijo recién nacido en el templo, según la tradición judía- ha alertado a los consagrados sobre el peligro de descuidar la vida interior. "Ocurre cuando la costumbre sustituye al entusiasmo, cuando las experiencias negativas o los frutos, que parecen retrasarse, nos convierten en personas amargadas y resentidas*", ha explicado.
Por otro lado, también ha advertido a los consagrados del "adormecimiento del corazón, la anestesia del alma" al tiempo que les ha pedido que no ponga la esperanza "en los rincones oscuros de la decepción y la resignación".