El Papa asegura que su batalla contra la corrupción en el Vaticano es el legado de Benedicto XVI

El Papa defiende ante la ONU la sanidad pública y pide "privilegiar" a pobres y vulnerables en el acceso a la vacuna
El Papa defiende ante la ONU la sanidad pública y pide "privilegiar" a pobres y vulnerables en el acceso a la vacuna - Evandro Inetti/ZUMA Wire/dpa - Archivo
Actualizado: viernes, 30 octubre 2020 18:50

ROMA, 30 Oct. (EUROPA PRESS) -

El Papa ha asegurado que su batalla contra la corrupción en el Vaticano es el legado que le dejó su predecesor Benedicto XVI y ha reconocido que no se siente "solo" en el camino hacia la transparencia ya que, a pesar de tener "mil obstáculos y resistencias naturales", es "el correcto".

"Hay una soledad sustancial, que yo no siento, porque he encontrado mucha gente que se arriesga por mí, su vida está en juego, luchan con convicción porque saben que estamos en lo correcto y que el camino recorrido, a pesar de mil obstáculos y resistencias naturales, es el correcto", ha señalado el pontífice en una entrevista con la agencia italiana Adnkronos.

Sin referirse explícitamente al caso del ex Prefecto para la Causas de los Santos, el cardenal Angelo Becciu, forzado a dimitir por su implicación en una investigación por malversación de fondos, el Papa ha admitido que "la corrupción es una historia cíclica" en la Iglesis porque "se repite, luego viene alguien a limpiar y ordenar, pero luego vuelve a empezar esperando que venga alguien más y ponga fin a esta degeneración". Y ha agregado: "La Iglesia siempre ha sido una casta meretriz, una pecadora. Digamos mejor: una parte de ella, porque la gran mayoría va en dirección contraria, sigue el camino correcto".

Del mismo modo, ha manifestado que es "innegable que personalidades de diversa índole y profundidad, eclesiásticos y muchos falsos laicos amigos de la Iglesia, han contribuido a disipar el patrimonio móvil e inmóvil no del Vaticano sino de los fieles". "Mi abuela, que no era teóloga, siempre nos decía a los niños que el diablo entra por los bolsillos. Tenía razón", ha añadido.

Sobre su labor para limpiar las finanzas de la Santa Sede y erradicar las prácticas irregulares, ha señalado: "Sé que tengo que hacerlo, fui llamado para hacerlo, entonces el Señor dirá si lo hice bien o mal".

Además, el Papa ha dejado claro que no ha hecho más que "continuar la obra de Ratzinger" al que define como un "padre y hermano", y al que visita "a menudo" en el monasterio Mater Ecclesiae. "Si lo veo un poco menos es solo porque no quiero cansarlo", ha señalado.

De esta forma ha zanjado cualquier duda ante su relación con su predecesor: "No hay problemas entre nosotros, entonces todos pueden decir y pensar lo que quieran. Creo que incluso lograron decir que nos peleamos por qué tumba me pertenecía y cuál a él".

El Papa también se ha pronunciado acerca de las críticas a su pontificado al admitir que no le dejan "bien". Así, ha admitido que a nadie le gustan, especialmente "cuando le dan una bofetada", porque --según ha reconocido-- "duelen si se habla de mala fe y con malicia".

Con igual convicción, sin embargo, ha defendido que la crítica puede ser también "constructiva" que es la que le ha llevado a examinarse a sí mismo "para hacer un examen de conciencia" y preguntarse si se equivocó. "El Papa escucha todas las críticas y luego ejercita el discernimiento, comprendiendo qué es bueno y qué no. Ciertamente no puedo dejarme llevar por todo lo poco positivo que escriben sobre el Papa", ha proseguido.