ROMA, 28 Feb. (EUROPA PRESS) -
El Papa ha defendido a los cristianos de Siria durante la audiencia general de este miércoles y ha pedido a los fieles que se han reunido este miércoles 28 de febrero en el Aula Pablo VI del Vaticano para escuchar su catequesis que recen por ellos.
"¡Los quieren echar de sus tierras! ¡Hay que rezar por ellos!", ha señalado Francisco quien ha recordado una vez más el martirio que está sufriendo este país desde que comenzó la guerra hace 7 años.
No es la primera vez que el Papa hace este tipo de llamamiento en favor de la paz en Siria. El pasado domingo, tras el rezo del ángelus, el pontífice condenó los ataques del ejército sirio contra la población civil del barrio de Guta Oriental, en la periferia de Damasco.
"Este mes de febrero ha sido uno de los más violentos en siete años de conflicto: cientos, miles de víctimas civiles, niños, mujeres, ancianos... Los hospitales han sufrido ataques, la gente no puede conseguir comida ¡Todo esto es inhumano!", indicó entonces.
Asimismo, defendió que "no se puede combatir el mal con otro mal. Y la guerra es un mal" y reiteró su reclamo para "el fin inmediato de la violencia" y para que "se permita el acceso de la ayuda humanitaria con comida y medicinas, y se pueda evacuar a los heridos y a los enfermos".
Durante la catequesis, el Papa ha reflexionado sobre la liturgia eucarística de la Iglesia católica que según ha dicho obedece al mandato de Jesús de hacer presente "el sacrificio de la nueva alianza sellada por Él en el altar de la Cruz" y que por eso se usan "los mismos signos y gestos que realizó Jesús la víspera de su pasión".
Para el Papa con la preparación de los dones, el pan y el vino "se recoge la vida, los sufrimientos, las oraciones y los trabajos de todos los fieles, que se unen a los de Cristo en una única ofrenda".
En este sentido, ha señalado que "es muy bueno" que sean los fieles quienes presenten al sacerdote el pan y el vino para que él los deposite sobre el altar. Y ha agregado: "Nos puede parecer poco lo que nosotros ofrecemos, pero ese poco es lo que necesita Jesús para transformarlo en el don eucarístico, capaz de alimentar a todos y de hermanar a todos en su Cuerpo que es la Iglesia".
Finalmente ha invitado a vivir profundamente la espiritualidad de la entrega en la misa "de modo que la oración, el ayuno y la limosna de estos días, den frutos concretos de auténtica conversión del corazón".