Admite que en la Iglesia "persisten actitudes machistas y dictatoriales"
ROMA, 19 Nov. (EUROPA PRESS) -
El Papa ha denunciado la "gentrificación" de las ciudades que agudiza el problema del acceso a la vivienda, al tiempo que ha admitido que en la Iglesia "persisten actitudes machistas y dictatoriales", como manifiesta en su nuevo libro, 'La esperanza no defrauda nunca', publicado este martes en España por Ediciones Mensajero.
"Las fuerzas del mercado transforman en espacios de lujo para pocos lo que antes eran verdaderas comunidades para todos", señala el Pontífice en este volumen, preparado y editado por Hernán Reyes, periodista argentino que en el año 2022 también publicó con esta editorial 'Os ruego en nombre de Dios', una síntesis de las reflexiones de Jorge Mario Bergoglio con motivo del décimo aniversario de su pontificado.
Así, Francisco denuncia que una de las formas "más sutiles" de "desplazamientos forzosos" de familias que siempre han vivido en un barrio es "la subida de alquileres sin control estatal, que en nombre de una supuesta libertad de mercado deja desamparadas a millones de personas".
El Pontífice denuncia que las políticas habitacionales urbanas que permitían dar vivienda a miles de trabajadores y vecinos de las grandes ciudades "han dado paso a una voraz carrera de las fuerzas del mercado por transformar en espacios de lujo para pocos lo que antes eran verdaderas comunidades para todos".
"Cada vez más zonas de las principales ciudades se vuelven 'polos de moda' en los que se reducen los lugares para quienes los habitaban históricamente. Los habitantes originales terminan siendo desplazados de modo que el lugar cambia por completo", lamenta.
Por este motivo, denuncia que las ciudades ofrezcan "innumerables placeres y bienestar para una minoría feliz" mientras "se barre debajo de la alfombra a los habitantes históricos". En este sentido, el Pontífice encaja esta denuncia en una crítica más amplia a "un capitalismo cada vez más salvaje" que busca "empoderar a un individualismo exacerbado".
El principal tema del libro, de 96 páginas, es la esperanza ante "la globalización de la indiferencia que agiganta la cultura del yo en la que cada vez son menos los espacios de pertenencia grupal". Al respecto, Francisco advierte de la radical diferencia que existe entre el optimismo y la esperanza, e invita a cultivar esta última como "antídoto para el espíritu de desesperanza que crece en la sociedad" por lo que trata de mostrar que "la esperanza siempre tiene rostro humano" y qué por ello hay situaciones y estructuras que es necesario afrontar con valentía y creatividad.
"DOLOR Y VERGÜENZA" POR LAS VICTIMAS DE ABUSOS
Al analizar el interior de la Iglesia, Francisco afirma: "Porque necesitamos esperanza, quiero reiterar que todavía siento dolor y vergüenza por los daños irreparables causados a los niños, niñas y adultos víctimas de los abusos sexuales, de conciencia y de poder por parte del clero en todo el mundo".
"Hay demasiado dinero concentrado en las manos de muy pocos", diagnostica el Papa, que pide políticas tributarias justas. "Las estructuras de pecado hoy incluyen repetidos recortes de impuestos para las personas más ricas", dice Francisco, que señala la tributación a los nuevos superricos como "uno de los caminos más progresivos, justos y necesarios que podemos tomar para revertir una desigualdad en aumento".
El Papa advierte también contra "la idea de que los pobres no solo son responsables de su condición, sino que constituyen una carga intolerable (*) como si muchos de los que hoy gozan de una posición acomodada no hubieran alcanzado esos lugares gracias a haber ido a escuelas y universidades públicas". "Es necesario que la política recupere su esperable rol de guía y control de las fuerzas del mercado", asevera.
Por otro lado, Francisco elogia la fuerza de la inmigración en una sociedad y defiende "la esperanza de la gente obligada a abandonar su tierra". "Soy hijo de inmigrantes y mi familia sintió en su cuerpo lo que es llegar a una ciudad desconocida", admite.
Así, pone en guardia frente al uso de dos palabras "que alimentan los temores de muchas poblaciones: invasión y emergencia". "Más que realidades probadas parecerían ser los caballitos de batalla de unos pocos que se benefician electoralmente", critica.
El Papa también reitera su condena de la gestación subrogada, que ve como parte de una "industria reproductiva" y ataca la violencia y la discriminación de la mujer. En este punto, reconoce que en la Iglesia "persisten actitudes machistas y dictatoriales".
En cualquier caso, el Papa recuerda que en sus 12 años de pontificado ha tratado de promover el ingreso de mujeres a la Curia romana y al Vaticano". "Pero eso no es un techo, sino que debemos tomarlo como un piso a partir del que seguir promoviendo su incorporación", señala, por lo que hace un llamamiento a "desmasculinizar la Iglesia".