ROMA, 24 Nov. (EUROPA PRESS) -
El Papa Francisco ha pedido a los sindicalistas del mundo que "no se dejen corromper" y ha advertido de otras dos tentaciones: el individualismo colectivista, que consiste en proteger sólo los intereses de sus representados ignorando a los pobres, marginados y excluidos, y el olvido de educar conciencias en la solidaridad.
"¡No se dejen corromper!", ha exclamado el Pontífice en su mensaje a los representantes de sindicatos de todo el mundo reunidos desde este jueves en el Vaticano. "Es terrible esa corrupción de los que se dicen sindicalistas, que se ponen de acuerdo con los emprendedores y no se interesan de los trabajadores dejando a miles de compañeros sin trabajo", ha avisado.
Esto, según ha precisado, es "una lacra que mina las relaciones y destruye tantas vidas y familias". Por ello, ha insistido a los sindicalistas en que no deben dejar "que los intereses espurios arruinen su misión, tan necesaria en los tiempos" actuales.
Desde este jueves 23 de noviembre, más de 300 representantes de sindicatos de 40 países, entre ellos, UGT y CCOO, se han dado cita en el Vaticano, convocados por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral para celebrar el primer Encuentro Internacional de Sindicatos en la Santa Sede.
Por parte de España, han asistido los responsables de Internacional de CCOO y UGT, Cristina Faciaben y Jesús Gallego, respectivamente; el obispo emérito de Ciudad Real y responsable de la Pastoral Obrera de la CEE, Antonio Algora, el consiliario general de la HOAC, Fernando Díaz, y el director de la revista Noticias Obreras, Abraham Canales.
El Papa ha indicado que los sindicatos y movimientos de trabajadores, "por vocación", deben ser "expertos en solidaridad", por lo que también les ha invitado a trabajar en favor del respeto y el cuidado y para que "la conciencia de la crisis del trabajo y de la ecología" se traduzca "en nuevos hábitos y políticas públicas".
En la carta que ha enviado este viernes a los participantes del encuentro, el Pontífice ha recordado la encíclica del beato Pablo VI 'Populorum Progressio' en la que decía que "el desarrollo (humano) no se reduce al simple crecimiento económico" sino que "para ser auténtico, debe ser integral".
En este sentido, Francisco ha añadido que el trabajo, además de ser esencial para el "florecimiento" de la persona, es también "la clave para el desarrollo social". "Cada día, millones de personas cooperan al desarrollo a través de sus actividades manuales o intelectuales, en grandes urbes o en zonas rurales, con tareas sofisticadas o sencillas. Todas son expresión de un amor concreto para la promoción del bien común, de un amor civil", ha indicado.
GARANTIZAR LA DIGNIDAD DEL EMPLEO
Si bien, ha advertido de que el trabajo "no puede considerarse como una mercancía ni un mero instrumento en la cadena productiva de bienes y servicios", y debe tener preferencia sobre cualquier otro factor de producción, incluyendo el capital"; y ha agregado que también se necesita garantizar la dignidad del mismo.
En cualquier caso, ha puntualizado que, tal y como advirtió Pablo VI, "no hay que exagerar la mística del trabajo" pues la persona "no es sólo trabajo" sino que hay otras necesidades humanas que es necesario cultivar y atender, como la familia, los amigos y el descanso.
Por ello, considera importante recordar que "cualquier tarea debe estar al servicio de la persona, y no la persona al servicio de esta". En esta línea, ha denunciado "las estructuras que dañan o explotan a personas, familias, sociedades o a la madre tierra".
Frente a estas estructuras, el Papa ha invitado a los sindicatos a mostrar al mundo la conexión entre "las tres 'T': tierra, techo y trabajo". "No queremos un sistema de desarrollo económico que fomente gente desempleada, ni sin techo, ni desterrada. Los frutos de la tierra y del trabajo son para todos", ha reivindicado.
Así, ha añadido que la promoción y defensa de los derechos económicos, sociales y culturales "no puede realizarse a costa de la tierra y de las generaciones futuras".
REEMPLAZAR LOS COMBUSTIBLES FÓSILES CONTAMINANTES
También ha insistido en la "interdependencia entre lo laboral y lo ambiental" y ha propuesto "reemplazar o relocalizar", por ejemplo, "las actividades de la industria de combustibles fósiles contaminantes". "Es imperioso una transferencia de la industria energética actual a una más renovable para cuidar nuestra madre tierra", ha planteado.
En todo caso, ha apuntado que sería "injusto" que dicha transferencia sea "pagada con el trabajo y el techo de los más necesitados" por lo que ha reclamado que el coste de extraer energía de la tierra, no recaiga sobre los trabajadores y sus familias. Así, ha apelado a los sindicatos para que realicen su aportación al respecto.
Para el Pontífice, otra contribución importante de los trabajadores para el desarrollo sostenible, es la de resaltar otra triple conexión, un segundo juego de tres 'T': trabajo, tiempo y tecnología. En cuanto al tiempo, ha señalado que "la intensificación de ritmos de vida y de trabajo, no colaboran con el desarrollo sostenible ni con la calidad del mismo". Sobre la tecnología, ha advertido de que además de beneficios y oportunidades, esta "puede obstaculizar el desarrollo sostenible cuando está asociada a un paradigma de poder, dominio y manipulación".
JORNADA LABORAL JUSTA
En este contexto de "la cuarta revolución industrial", el Papa Francisco considera que el mundo necesita la voz de los trabajadores que "en su lucha por la jornada laboral justa, han aprendido a enfrentarse con una mentalidad utilitarista, cortoplacista, y manipuladora".
"Para esta mentalidad, no interesa si hay degradación social o ambiental; no interesa qué se usa y qué se descarta; no interesa si hay trabajo forzado de niños o si se contamina el río de una ciudad. Sólo importa la ganancia inmediata. Todo se justifica en función del dios dinero", ha alertado.
Según ha avisado, "hoy ya no es sólo la dignidad del empleado la que está en juego, sino la dignidad del trabajo de todos y de la casa de todos". Por ello, ha subrayado que hacen falta "agentes que trabajen sin cesar para generar procesos de diálogo en todos los niveles: de la empresa, del sindicato, del movimiento; a nivel barrial, de ciudad, regional, nacional, y global". En este diálogo sobre el desarrollo, todas las voces y visiones son necesarias, pero Francisco ha pedido que tomen especial protagonismo "las menos escuchadas, las de las periferias".