ROMA 4 Ene. (EUROPA PRESS) -
El Papa ha lamentado que muchos enfermos han muerto "en la soledad de una unidad de cuidados intensivos" durante la pandemia y ha denunciado que en muchas zonas del mundo recibir un tratamiento adecuado "sigue siendo un lujo".
"Pienso sobre todo en los habitantes de las zonas más pobres del planeta, donde a veces hay que recorrer largas distancias para encontrar centros de asistencia sanitaria que, a pesar de contar con recursos limitados, ofrecen todo lo que tienen a su disposición. Aún queda un largo camino por recorrer y en algunos países recibir un tratamiento adecuado sigue siendo un lujo", ha lamentado.
Francisco ha hecho estas consideraciones en el mensaje para la XXX Jornada Mundial del Enfermo, cuya celebración de clausura no tendrá lugar en Arequipa (Perú) debido a la pandemia, sino en la Basílica de San Pedro en el Vaticano el próximo 11 de febrero.
En el mensaje con el título 'Sean misericordiosos así como el Padre de ustedes es misericordioso', el Papa ha recordado así a los "numerosos enfermos que, durante este tiempo de pandemia, han vivido en la soledad de una unidad de cuidados intensivos la última etapa de su existencia atendidos, sin lugar a dudas, por agentes sanitarios generosos, pero lejos de sus seres queridos y de las personas más importantes de su vida terrenal".
Asimismo, ha criticado la distribución desigual de vacunas contra el virus del Covid-19 en los países más pobres que también sufren una "falta de tratamientos para patologías que requieren medicamentos mucho más sencillos".
Por otro lado, ha subrayado que el enfermo es "siempre más importante" que su enfermedad y por eso ha destacado que "cada enfoque terapéutico no puede prescindir de escuchar al paciente, de su historia, de sus angustias y de sus miedos". "Incluso cuando no es posible curar, siempre es posible cuidar, siempre es posible consolar, siempre es posible hacer sentir una cercanía que muestra interés por la persona antes que por su patología", ha asegurado.
San Juan Pablo II instituyó hace treinta años la Jornada Mundial del Enfermo para sensibilizar al Pueblo de Dios, a las instituciones sanitarias católicas y a la sociedad civil sobre la necesidad de asistir a los enfermos y a quienes los cuidan.