ROMA 19 Feb. (EUROPA PRESS) -
El Papa ha invitado a los fieles a poner en práctica actitudes de los mansos que ha contrapuesto a la ira o la cólera que pueden llegar a "destruir muchas cosas" ya que puede "arruinar la relación con un hermano, muchas veces sin remedio".
"Un momento de cólera puede destruir muchas cosas. Se pierde el control y no se evalúa aquello que verdaderamente es importante, y se puede arruinar la relación con un hermano, muchas veces sin remedio. Por la ira, muchos hermanos no se hablan más, se alejan unos de otros, es lo contrario de la mansedumbre. La mansedumbre reúne, la ira separa. La mansedumbre, en cambio, conquista muchas cosas", ha dicho el Papa.
Francisco ha hecho estas consideraciones durante la audiencia general de este miércoles que ha presidido en el Aula Pablo VI del Vaticano en la que ha continuado con su serie de catequesis sobre las bienaventuranzas del Evangelio de San Mateo. "¿Cuántas cosas hemos destruido con la ira?", se ha preguntado el pontífice que ha resuelto, a su vez, que el término "mansedumbre" utilizado en el Evangelio "quiere decir, literalmente, dulce, tierno, gentil, sin violencia".
"¿Quién no se ha enfadado alguna vez? ¡Todos! Debemos revisar las bienaventuranzas y hacernos una pregunta: ¿Cuántas cosas hemos destruido con la ira? ¿Cuántas hemos perdido?", ha cuestionado.
En concreto, el Papa ha analizado la frase "Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra" y ha dicho que aunque los dos conceptos, mansedumbre y posesión de la tierra, parezcan "incompatibles" encierran en verdad otro significado. El Pontífice ha invitado a fijarse bien en el verbo empleado por Jesús para indicar qué tipo de posesión tendrán los mansos. "No dice "conquistarán" la tierra, sino, que la heredarán", ha señalado.
De hecho, ha dejado que "la posesión de la tierra es el contexto típico del conflicto" mientras que en las Escrituras, "el verbo 'heredar' tiene un sentido más profundo". "El Pueblo de Dios llama 'herencia' a la tierra de Israel, que es la Tierra Prometida --ha indicado--. La tierra de Israel es una promesa y un don al pueblo de Dios, y se convierte en algo mucho más grande y más profundo que un siempre territorio. Hay una 'tierra' que es el Cielo, es decir, la tierra hacia la que caminamos: los nuevos cielos y la nueva tierra hacia la que vamos".
Por lo tanto, ha señalado que "el manso es aquel que 'hereda' el más sublime de los territorios". "No es un cobarde, un débil que se encuentra una moral improvisada para no tener problemas. ¡Todo lo contrario! Es una persona que ha recibido una herencia y no la quiere perder", ha enfatizado.