Pide a los mineros preguntarse sobre "la pertinencia" de la minería en los territorios para el bien común
ROMA, 3 May. (EUROPA PRESS) -
El Papa Francisco ha defendido la necesidad de fomentar una economía circular y llevar un estilo de vida y de consumo responsable para frenar el despilfarro y contribuir a "sanar" y "reparar" la naturaleza, al tiempo que ha instado a los obispos de América Latina a cuestionarse la pertinencia de las actividades mineras en los territorios.
En un discurso dirigido a los participantes en la reunión-diálogo sobre 'Minería para el bien común' que se celebra en Ciudad del Vaticano, Francisco ha invitado a preguntarse sobre la actividad minera en los territorios y, por ende, a "proponer, planificar, actuar" para transformar el modo de vida, así como a "influir" en políticas y estrategias de las empresas mineras para "lograr el bien común y el auténtico desarrollo humano, sostenible e integral".
Francisco ha hecho un llamamiento para fomentar el desarrollo de la economía circular en la minería y romper con el circuito consumista, con el modelo extractivista, es decir, "romper con la tendencia desenfrenada del sistema económico a transformar los bienes de la naturaleza en capital".
En su reunión con los mineros, el Pontífice inició su discurso profundizando en la Encíclica Laudato Si e invitando a los participantes a "dialogar con todos" sobre la casa común. "Necesitamos un diálogo que responda eficazmente tanto al grito de la Tierra como al grito de los pobres (cf. ibid., 49)", ha insistido.
Francisco ha pedido a lo asistentes que observen la situación "precaria" de la Tierra porque considera que el modelo económico actual se orienta "solo" al beneficio y está basado en "la ilusión" de un crecimiento económico ilimitado.
Así, ha advertido de que el mercado por sí solo "no garantiza" el desarrollo humano integral y la inclusión social" y ha subrayado que la protección del medio ambiente no puede garantizarse "únicamente" sobre la base del cálculo financiero de los costos y beneficios. "Necesitamos un cambio de paradigma en todas nuestras actividades económicas, incluidas las actividades mineras", ha manifestado.
Precisamente, en la reunión 'Minería para el bien común' ha expresado que esta actividad económica, como todas debe estar al servicio de toda la comunidad humana e insta a que la población local tenga un lugar privilegiado, que se pregunte lo que quiere para sí misma, para sus hijos y que pueda tener en cuenta los objetivos que trascienden el interés económico inmediato.
En ese sentido, se ha referido expresamente a las comunidades de la Amazonia de las que considera que "deben convertirse en los principales interlocutores, sobre todo cuando se trata de grandes proyectos que afectan a sus espacios" (ibíd., 146).
Además, ha recordado la "importancia de valorar" a las comunidades indígenas, ya que considera que estas comunidades vulnerables tienen mucho tiempo de enseñar, ya que para ellos la tierra no es un bien económico sino "un regalo de Dios y de los antepasados que descansan en ella, un espacio sagrado con el que necesitan interactuar", pero ha denunciado que en diferentes partes del mundo se les presiona para que abandonen sus tierras y las dejen libres para proyectos extractivos, agrícolas o de cría, que no presten atención a la degradación de la naturaleza y la cultura.
Del mismo modo, ha recordado que toda persona es "preciosa" ante los ojos de Dios y sus derechos humanos fundamentales son "sagrados e inalienables" y, en este contexto ha cuestionado la responsabilidad social empresarial que "por sí sola no es suficiente".
"Debemos asegurar que las actividades mineras conduzcan al desarrollo humano integral de todas y cada una de las personas y de toda la comunidad", ha apostillado.
Asimismo, ha llamado a "denunciar y evitar esta cultura del despilfarro", porque considera que el sistema industrial, al final de su ciclo de producción y consumo no ha desarrollado al capacidad de absorber y reutilizar residuos y escorias.
Por ello, ha insistido en su propuesta de economía circular que se base en la "sobriedad" de reducir, reutilizar, reciclar, que va en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.
De hecho, ha recordado que en las tradiciones religiosas la sobriedad es un "componente clave" de un estilo de vida "ético y responsable" y opina que es "vital" para salvar el hogar común.
En la reunión, Francisco ha instado a los asistentes a trabajar juntos para sanar y reconstruir el hogar común y ha invitado a preguntarse sobre la pertinencia de las actividades mineras en los territorios y, por tanto, proponer, planificar y actuar para transformar el modo de vida, influir en las políticas energéticas mineras de los Estados y Gobiernos, así como ería, con el fin de lograr el bien común y el auténtico desarrollo humano, sostenible e integral".
"Lo que está en juego es la dignidad de nosotros mismos. Somos los primeros en estar interesados en heredar un planeta habitable para la humanidad que vendrá después de nosotros. Es un drama para nosotros mismos, porque cuestiona el sentido de nuestro paso por esta tierra", ha concluido el Papa.