ROMA, 2 Oct. (EUROPA PRESS) -
El Papa ha pedido a los participantes del Sínodo no "imponer agendas" propias y ha asegurado que no son "una asamblea parlamentaria" durante la misa que ha celebrado en la Plaza de San Pedro, con motivo de la inauguración del Sínodo sobre el futuro de la Iglesia que reúne desde este 2 de octubre en Roma a todos los obispos del mundo.
"Cuidemos de no convertir nuestras aportaciones en puntos que defender o agendas que imponer, sino ofrezcámoslas como dones para compartir, dispuestos incluso a sacrificar lo que es particular, si ello puede servir para hacer surgir, juntos, algo nuevo según el plan de Dios", ha afirmado en su homilía.
En este punto, ha añadido: "De lo contrario, terminaremos encerrándonos en diálogos entre sordos, donde los participantes buscan promover sus propias causas o agendas sin escuchar a los demás y, sobre todo, sin escuchar la voz del Señor".
A lo largo de la cita sinodal, que arranca este miércoles y se extenderá hasta el 27 de octubre, 368 delegados de todo el mundo, entre ellos 57 mujeres, se reunirán en el Vaticano para cerrar un proceso de consulta sobre el futuro De la Iglesia iniciado por Francisco en 2021.
Sin embargo, el Papa ha dejado fuera de los debates temas más controvertidos como la cuestión de ordenar mujeres diáconos o el acompañamiento de los católicos LGBTQ.
El Pontífice ha pedido a los participantes que se acerquen "con respeto y atención" a la luz de la Palabra de Dios, "a todas las aportaciones recopiladas a lo largo de estos tres años de intenso trabajo, de mutuo intercambio, de debates y de paciente esfuerzo de purificación de la mente y del corazón".
"La nuestra no es una asamblea parlamentaria, sino un lugar de escucha en la comunión", ha especificado. También ha prevenido de "las actitudes arrogantes de los que se arrogan el derecho exclusivo" de escuchar la palabra de Dios.
Durante la misa, varios delegados ecuménicos de otras tradiciones cristianas y delegados laicos de todo el mundo han encabezado la procesión por la Plaza de San Pedro, seguidos por los sacerdotes, obispos y cardenales. Al llegar al altar, han sido recibidos por Francisco, que ha llegado a la plaza en silla de ruedas.