ROMA 10 Sep. (EUROPA PRESS) -
El Papa ha pedido a los religiosos colombianos que sean "promesa" de un nuevo comienzo para Colombia, durante su encuentro con sacerdotes, religiosos y religiosas, consagrados y consagradas, seminaristas y sus familias congregados en el Centro de eventos La Macarena de Medellín.
"El Señor ha puesto su mirada sobre Colombia: ustedes son signo de ese amor de predilección. Nos toca ofrecer todo nuestro amor y servicio unidos a Jesucristo, nuestra vid. Y ser promesa de un nuevo inicio para Colombia, que deja atrás diluvios de desencuentro y violencia, que quiere dar muchos frutos de justicia y paz, de encuentro y solidaridad", ha destacado.
Tras desear que no falten vocaciones en Medellín, ha señalado que las vocaciones en Colombia surgen seguramente en ambientes "llenos de contradicciones, de claroscuros, de situaciones vinculares complejas". "Nos gustaría contar con un mundo, con familias y vínculos más llanos, pero somos parte de esta crisis cultural, y en medio de ella, contando con ella, Dios sigue llamando. Sería casi evasivo pensar que todos ustedes han escuchado el llamado de Dios en medio de familias sostenidas por un amor fuerte y lleno de valores como la generosidad, el compromiso, la fidelidad o la paciencia", ha reconocido.
También ha advertido de la muerte de esas vocaciones cuando se quieren nutrir de "honores", cuando "están impulsadas por la búsqueda de una tranquilidad personal y de promoción social, cuando la motivación es subir de categoría, apegarse a intereses materiales, que llega incluso a la torpeza del afán de lucro".
"El diablo entra por el bolsillo. Esto no es privativo de los comienzos, todos nosotros tenemos que estar atentos porque la corrupción en los hombres y mujeres que están en la Iglesia empieza así, poco a poco, luego _nos lo dice Jesús mismo_ se enraíza en el corazón y acaba desalojando a Dios de la propia vida", ha agregado.
En este sentido, ha advertido de que hay situaciones, estilos y opciones que muestran los signos de "sequedad y de muerte". "¡No pueden seguir entorpeciendo el fluir de la savia que alimenta y da vida! El veneno de la mentira, el ocultamiento, la manipulación y el abuso al Pueblo de Dios, a los frágiles y especialmente a los ancianos y niños no pueden tener cabida en nuestra comunidad", ha advertido.
Francisco ha dado las gracias a los consagrados que han dado sus testimonios y, citando el documento de Aparecida, ha recordado que la propia historia vocacional comienza con la experiencia de Jesús, que sale al encuentro de los hombres. "Conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con nuestra palabra y obras es nuestro gozo", ha añadido.
Además, se ha referido a los jóvenes, "naturalmente inquietos" y ha destacado, pese a la actual "crisis del compromiso y de los lazos comunitarios", que son muchos los que se solidarizan ante los males del mundo y se embarcan en diversas formas de militancia y voluntariado.
Durante su discurso, el Papa también ha recordado algunos ejemplos colombianos de entrega como el de santa Laura Montoya, una religiosa "admirable" que se prodigó en una obra misionera en favor de los indígenas de todo el país.
"Seamos hombres y mujeres reconciliados para reconciliar. Haber sido llamados no nos da un certificado de buena conducta e impecabilidad; no estamos revestidos de una aureola de santidad. Todos somos pecadores y necesitamos del perdón y la misericordia de Dios", ha añadido el Pontífice.