ROMA 9 Ene. (EUROPA PRESS) -
El Papa se ha reunido este lunes 9 de enero en el Vaticano con el secretario personal del papa emérito, Georg Gnswein, tras las revelaciones narradas en el libro 'Nada más que la verdad. Mi vida junto a Benedicto XVI', que saldrá a la venta este jueves 12 de enero.
Así se ha confirmado en la agenda del pontífice publicada por la oficina de comunicación del Vaticano que no ha dado más detalles del encuentro. Una de las incógnitas en este momento es el cargo que ocupará el arzobispo alemán tras la muerte de Benedicto XVI de quien fue su secretario durante los últimos veinte años.
En el documento, al que tuvo acceso Europa Press el pasado 5 de enero, Gnswein confiesa que se quedó "en shock" cuando Francisco le encargó que dejara a un lado sus ocupaciones como prefecto de la Casa Pontificia para dedicarse a cuidar de Benedicto XVI en 2020.
Según el testimonio del secretario personal de Benedicto XVI, tras la polémica por el libro del cardenal Sarah, se reunió con Bergoglio y este le dijo: "De ahora en adelante, quédate en casa, acompaña a Benedicto, que te necesita".
Ante esta indicación, Gnswein confiesa que se quedó "en shock y sin palabras" y dice que, cuando trató de replicar, diciéndole a Francisco que lo había estado haciendo durante siete años y que podía continuar haciéndolo, el Papa le respondió que él seguía siendo prefecto pero que, a partir del día siguiente, no volviese a trabajar.
El secretario personal de Benedicto XVI cuenta que respondió, resignado, que no lo entendía ni lo aceptaba humanamente pero que se adaptaría por "obediencia".
De vuelta al monasterio, recuerda que, al contárselo a Ratzinger, este le dijo, en tono irónico: "Parece que el Papa Francisco ya no se fía de mí y quiere que seas mi guardián".
A esta revelación se suma otra desvelada por el propio Gnswein el pasado miércoles 4 de enero, en la que aseguraba que Francisco provocó "dolor en el corazón" a Benedicto XVI al limitar la misa en latín. Según la prensa italiana, estas afirmaciones, coincidiendo con el funeral del papa emérito presidido por Francisco, han causado perplejidad en la Curia romana.
En el libro, de carácter autobiográfico y que escribe junto al periodista italiano Saverio Gaeta y publicado por la editorial Piemme, un sello de Mondadori, también asegura que las continuas comparaciones entre Benedicto XVI y Francisco le entristecían "sobre todo, cuando el comentario procedía de desde dentro del Vaticano".
Así, pone de ejemplo la decisión del Papa argentino de no vivir en los apartamentos del Palacio Apostólico y mudarse a una habitación más pequeña de la Casa Santa Marta. Según Gnswein, esto no puede atribuirse a una "cuestión de ahorrar dinero", ya que, aunque no viva ningún pontífice, hay gastos de limpieza y manutención, sino a la "psicología personal" del propio Bergoglio.
DESTRUIR LOS DOCUMENTOS PRIVADOS "SIN EXCEPCIONES"
Gnswein también cuenta en el libro que recibió instrucciones precisas de Benedicto XVI para que destruya todos sus documentos privados de todo tipo "sin excepciones".
Por otra parte, relata un episodio que le hizo sentirse "humillado" cuando, según explica, el Papa Francisco le dijo que su presencia no era necesaria en una visita el pasado junio de 2014 a la comunidad de San Egidio.
Según Gnswein, el fundador de la organización católica, Andrea Riccardi, le llamó por teléfono por si él o Benedicto XVI tenían algún problema con ellos porque se había extendido este rumor tras su ausencia.
"A nivel personal me sentí humillado tanto porque no me había aclarado el motivo de su decisión, como porque había hablado con tres personas, por lo que el cotilleo estuvo inmediatamente esparcido por el Vaticano, con interpretaciones de diversa índole", señala.
LA JMJ DE MADRID DESENCADENÓ LA RENUNCIA
En otro momento del libro, el que fuera su secretario personal revela que fue su viaje a la JMJ de Madrid en 2011 lo que desencadenó las primeras reflexiones acerca de la posibilidad de renunciar al pontificado.
"Era precisamente la cuestión de la participación personal en aquella JMJ lo que desencadenó en él una reflexión que se fue haciendo cada vez más opresiva, sobre la continuación o no de su pontificado", asegura Gnswein.
Así, precisa que durante el encuentro en Cuatro Vientos para la Vigilia y la Misa tuvo la certeza de que un encuentro de este tipo "sin la presencia física del Pontífice habría sido estúpido".
El arzobispo revela que intentó convencerlo de lo contrario diciéndole que gracias a "la conexión de Internet sería posible estar presente constantemente y en tiempo real".
En todo caso, aclara que la decisión de renunciar fue definitiva e irreversible durante el viaje apostólico a México y Cuba, entre el 23 y el 29 de marzo de 2012, sobre todo, después de que tropezase con un felpudo mientras estaba en el baño afeitándose cayéndose de espaldas y golpeándose la cabeza con la repisa de la ducha.