Pide el "cese del fuego en todos los frentes de guerra del mundo" y defiende que "ningún niño es un error"
ROMA, 22 Dic. (EUROPA PRESS) -
El Papa ha pedido, en este cuarto domingo de Adviento, que "cese el fuego en todos los frentes de guerra" al tiempo que ha lamentado no poder rezar el ángelus desde la ventana del Palacio Apostólico de la plaza de San Pedro para poder resguardarse del frío y recuperar fuerzas por un resfriado, por lo que lo ha hecho desde la Casa de Santa Marta.
"Me encuentro mejor, pero se deben tomar precauciones", ha expresado Francisco, que ha dirigido el tradicional rezo del Ángelus desde la capilla de su residencia de Santa Marta debido a un resfriado. "Siento no estar hoy con vosotros en la plaza de San Pedro", ha asegurado.
Del mismo modo, ha pedido oraciones para que esta Navidad "cese el fuego en todos los frentes de guerra del mundo". "Tierra Santa, Gaza, Ucrania... Pienso en los niños acribillados, los bombardeos en las escuelas y hospitales. ¡Cuánta crueldad!", ha dicho el Papa que ha expresado la necesidad de lograr un alto al fuego en todos los conflictos, especialmente en estos días de fiesta.
"Que callen las armas y resuenen los villancicos", ha afirmado Francisco que ha puesto también la mirada en Mozambique, donde el paso del ciclón 'Chido' ha dejado de momento casi 100 fallecidos y numerosos destrozos materiales como viviendas, centros médicos o escuelas. El Pontífice ha asegurado que sigue "con preocupación" las noticias que llegan desde ese país. "Que el diálogo y la búsqueda del bien común apoyados por la fe prevalezca", ha asegurado.
BENDICE LAS FIGURAS DEL NIÑO DIOS EN LA PLAZA DE SAN PEDRO
Además, en la alocución previa al rezo mariano, el Santo Padre ha bendecido las figuras del Niño Dios que han traído los fieles, especialmente niños, a la plaza de San Pedro, pequeñas estatuas "que luego los niños llevarán a los pesebres de sus casas, es un gesto sencillo pero importante", como ha detallado.
En este sentido, Francisco ha pedido añadir un sentimiento de alegría cada vez que los ciudadanos se encuentren con una madre que lleva a su hijo en brazos o en su regazo. "No nos quedemos indiferentes ante su presencia, aprendamos a asombrarnos. Bendigamos a las madres y alabemos a Dios por el milagro de la vida porque ningún niño es un error", ha argumentado.