MADRID, 30 Ene. (EUROPA PRESS) -
Las pardelas baleares desplazan sus áreas de alimentación en el Atlántico por el cambio climático, según un estudio publicado esta semana en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS)', liderado por investigadores de la Universidad de Oxford y fruto de una colaboración de entidades británicas, españolas y francesas, entre las que se cuenta SEO/BirdLife.
El estudio analiza datos de casi una década de seguimiento, entre 2010 y 2018, durante la que se han marcado anualmente pardelas baleares (Puffinus mauretanicus) en cuatro colonias de las islas Baleares, dos en Ibiza (Sa Conillera y Es Bosc) y otras dos en Mallorca (Sa Cella y Dragonera), y se han estudiado sus movimientos a lo largo de todo el ciclo anual.
Para ello se usaron geolocalizadores, unos pequeños aparatos que miden y registran los niveles de luz y que permiten con ello inferir aproximadamente su posición a lo largo del tiempo. Con más detalle, sabiendo la duración del día se puede estimar la latitud a la que se encuentran las aves, y conociendo la hora de salida y puesta del sol, inferir la longitud, ha explicado SEO/BirdLife en un comunicado.
Así, el estudio refleja que las pardelas se desplazan cada vez más hacia el norte, a medida que aumentan las temperaturas del mar, y presumiblemente siguiendo los movimientos de sus presas.
Igualmente, revela que cuando las pardelas baleares salen al Atlántico a principios de verano, tras criar en las islas Baleares, se concentran en dos zonas principales, el noroeste de la península ibérica y la Bretaña Francesa.
Además, los datos apuntan a que cada vez son más las pardelas que visitan la zona norte y al mismo tiempo se observa un desplazamiento hacia el norte en las áreas más frecuentadas dentro de cada una de estas zonas.
Esto también es uno de los resultados del programa de seguimiento iniciado por SEO/BirdLife en 2011, en el marco del estudio, en los islotes del poniente de Ibiza, en colaboración con AZTI e IRBI, y en el que también participaron investigadores y técnicos franceses del CNRS y la LPO. En esta ocasión, los datos se han juntado con los del equipo británico que ha trabajado en paralelo en el suroeste de Mallorca.
EL SEGUIMIENTO A LARGO PLAZO, "ESENCIAL"
Ante el informe, el coordinador del programa marino de SEO/BirdLife y uno de los coautores del artículo, Pep Arcos, ha subrayado que mantener programas de seguimiento a largo plazo es "esencial" para entender la evolución de las poblaciones de aves y la respuesta a los cambios que se dan en su medio.
"Además, no solo se trata de entender lo que pasa con las aves, sino que estas constituyen excelentes indicadores del estado de conservación del medio marino", ha agregado.
Por otro lado, el informe advierte de que las pardelas buscaban alimento en el Mediterráneo, en concreto sus presas naturales, pequeños peces pelágicos como la sardina y el boquerón, que "cada vez escasean más". Así, avisa de que acceder a zonas ricas en alimento puede suponer para estas aver "viajes mucho más largos de lo habitual", lo que podría afectar "muy negativamente" a su reproducción.
"Cabe recordar que estas pardelas solo crían en las islas Baleares, y su filopatria hace difícil pensar que sean capaces de desplazarse a otras zonas para criar en el futuro. Así, la especie, catalogada como en peligro crítico a nivel global, y por ello considerada el ave marina más amenazada de Europa, suma un nuevo escollo a otras amenazas ya documentadas", ha alertado Arcos.
Asimismo, ha recordado que esta especie se enfrenta ya a la captura accidental en artes de pesca, la depredación por especies introducidas en sus colonias o distintas formas de contaminación. "Irónicamente, otra nueva amenaza para la especie es el desarrollo eólico marino, que precisamente se presenta como la punta de lanza en la lucha contra el cambio climático", ha lamentado.