MADRID, 16 Ene. (EDIZIONES) -
Alejandro III de Macedonia, más conocido como Alejandro Magno, nació en el año 365 a.C. en Pela, capital del reino macedonio. Aristóteles fue su preceptor y por mucho que se esforzó en que se interesara por el campo de las letras, el joven optó por seguir la carrera militar.
A la muerte de su padre, con tan solo 20 años de edad, Alejandro se convirtió en rey. Entonces dio comienzo a la campaña por la que se le conoce: la conquista del Imperio Persa. En solo 4 años fue capaz de hacerse con todo el territorio.
Murió en el año 323, a los 32 años. Su desaparición a una edad temprana le impidió culminar su obra: conquistar el mundo. Sin sucesor designado, sus dominios quedaron en manos de sus generales. Comenzó entonces la que históricamente conocemos como etapa Helenística.
Pero, ¿de qué murió Alejandro Magno? Esta es una de las grandes cuestiones de la historia. No hay una respuesta unánime, pero se han barajado varias hipótesis. El conquistador padeció 2 semanas de fuertes fiebres, dolor abdominal, cansancio y periodos de delirio.
Envenenamiento, infección o fiebre tifoidea son las causas que tradicionalmente se han aportado.
Nuevas investigaciones apuntan a la fiebre del Nilo y al envenenamiento por Veratrum album, una planta de la familia de las liláceas. La revista Clinical Toxicology asegura que los síntomas que sufrió el monarca se asemejan mucho a los que provoca esta hierba.
Al misterio de su muerte se une el de dónde está enterrado el monarca.
En 2012 se descubrió una tumba de piedra en la necrópolis de Anfípolis donde se creía que podrían estar los restos del conquistador. Sin embargo, investigaciones posteriores demostraron que no estaban en lo cierto. ¿Nos dará el tiempo la respuesta a tantas preguntas?