ROMA 7 Abr. (EUROPA PRESS) -
La Misa del Domingo de Ramos en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el próximo 9 de abril, dará inicio a las celebraciones de la Semana Santa, la quinta con Francisco como Papa. Después de la ceremonia, cerca de 200 jóvenes de Panamá y Centroamérica, recibirán la cruz y el icono de la Virgen, símbolos de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), de manos de jóvenes polacos.
El Jueves Santo 13 de abril, el Papa presidirá la Misa Crismal a las 9,30 horas en la Basílica de San Pedro, a la que asistirán sacerdotes, cardenales y obispos de toda Italia. Como es habitual, el pontífice argentino bendecirá los óleos que se utilizarán en la administración de los principales sacramentos durante el año.
Ese mismo día por la tarde, el Obispo de Roma presidirá la Misa Vespertina de la Cena del Señor, en la que se recuerda la última cena de Jesús y lavará los pies a doce presos de la Casa de Reclusión de Paliano, un centro penitenciario ubicado al sur de Roma, en el que están recluidas 140 personas que han colaborado con la justicia.
La filosofía de esta prisión, según Radio Vaticano, es que los detenidos pasen la mayor parte del tiempo ocupándose de labores del campo, de restauración, o en otras actividades productivas como el funcionamiento de una pizzería interna.
Se trata de la tercera vez en su pontificado que Francisco elige una cárcel para el rito del lavatorio de pies previsto para el Jueves Santo, el próximo 13 de abril. Según ha informado la Santa Sede será una celebración con carácter "estrictamente privado" y, por lo tanto, sin cámaras de televisión ni periodistas.
Además, será la segunda vez que lave los pies después de que en enero de 2016 cambiara las leyes de este rito para que pudieran acceder las mujeres. Si bien, en 2013 el Papa ya había lavado los pies a dos chicas, una italiana católica y una de Serbia, musulmana, en la prisión de menores Casal del Marmo.
En 2014, Francisco lavó los pies a personas con discapacidad del Centro Santa María de la Providencia de Roma; en 2015 a reclusos de cárcel de Rebibbia y en 2016 a un grupo de refugiados en un centro de la capital italiana. En aquella ocasión el pontífice se arrodilló ante católicos, ortodoxos, musulmanes e hindúes, con una petición: "Somos hermanos y queremos vivir en paz".
El Viernes Santo 14 de abril, Francisco estará presente en la celebración de la Pasión del Señor prevista a las 17,00 horas en la Basílica Vaticana, mientras que por la noche acudirá al Coliseo de Roma para presidir el Vía Crucis, las catorce estaciones que recorren desde la condena a muerte de Jesús hasta su sepultura.
UNA MUJER ESCRIBE LAS MEDITACIONES DEL VIA CRUCIS
La principal novedad de este año es que será una mujer la encargada de escribir los textos que inspiran las meditaciones, la biblista francesa Anne-Marie Pelletie, conocida por haber ganado el Premio Joseph Ratzinger en 2014. Si bien, no es la primera mujer que escribe las meditaciones de Viernes Santo, ya que en el año 2012, una pareja de esposos que iban a cumplir 60 años de casados, Danilo y Ana María Zanzucchi, fue elegida por Benedicto XVI para esta misión.
Asimismo, en el año 2011, Benedicto XVI encomendó escribir las meditaciones a Sor Maria Rita Piccione, presidenta de la Federación de Monasterios Agustinos de Italia Nuestra Señora del Buen Consejo.
El sábado santo, Francisco entrará en procesión a la basílica de San Pedro a oscuras portando el cirio Pascual para celebrar la Vigilia Pascual y finalmente el 27 de marzo, Domingo de Resurrección, presidirá la misa en la Plaza de San Pedro a las 10,15 horas, tras la cual dará al mundo entero la bendición 'Urbi et Orbi', al mediodía, que solo se imparte en Semana Santa, Navidad y tras la elección de un Pontífice.
ESPIRITUALIDADES 'LIGHT'
El pasado año, en la primera celebración de Semana Santa, el Papa advirtió a los sacerdotes contra un "exceso de espiritualidades 'light'" y les pidió que no se dejasen distraer por las tentaciones del mundo moderno. "Sentimos que nuestra alma anda sedienta de espiritualidad", enfatizó.
Además, durante el Viacrucis de 2016, una de las etapas más importantes de la Semana Santa, que recuerda el calvario de Cristo, el Pontífice denunció con firmeza las lacras o problemas que afligen al mundo en la actualidad como los cristianos perseguidos en el mundo, la guerra o la trata de personas.