MADRID, 15 Abr. (EDIZIONES) -
Las personas que tienen el nuevo coronavirus en su organismo, pero que no han sufrido ninguno de los síntomas y no han desarrollado la enfermedad, son conocidas como pacientes asintomáticos y, aunque no desarrollen el Covid-19, sí pueden retransmitirlo.
Es imprescindible que todos, tengamos los síntomas o no, tomemos todas las medidas de precaución posibles, ya que una persona asintomática podría transmitir la enfermedad sin saberlo.
Por ello, una de las medidas que se está planteando el Gobierno es el uso de 'arcas de Noé', como se han denominado a las instalaciones para destinar a los pacientes sin síntomas.
El Ejecutivo pidió a los presidentes de las Comunidades Autónomas que elaboraran una lista con posibles infraestructuras públicas y privadas que pudieran servir para aislar a los ciudadanos asintomáticos con coronavirus, que pueden necesitar realizar ese aislamiento fuera de su domicilio habitual para evitar la propagación de la pandemia.
Históricamente, este tipo de instalaciones o recintos sanitarios en los que se trataban a personas portadoras de una enfermedad contagiosa eran conocidos como 'lazaretos'.
Sin embargo, han adoptado este nombre después de que el presidente de la Academia china de Ciencias Médicas, Wang Chen, comparara los hospitales temporales de Wuhan para combatir el nuevo coronavirus con el arca de Noé.
En la Biblia, el arca de Noé fue una embarcación que Dios encargó construir a Noé para que salvara a su familia y a una pareja de cada especie de animal del diluvio universal. El tiempo que tardó en construirlo es indeterminado, aunque algunos interpretan que lo hizo en 120 años. Noé, su familia y las parejas de animales estuvieron en la embarcación lo que duró el diluvio, cuarenta días y cuarenta noches.