MADRID, 14 abr. (EDIZIONES)
Ante la rápida escalada de casos de coronavirus en el mundo, el pasado 16 de marzo el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, hizo una contundente declaración institucional para dar pautas a los países de cara a la lucha contra el virus: "test, test, test".
A principios de la semana pasada, el Gobierno comenzó a repartir entre las comunidades autónomas millones de test rápidos para realizar pruebas masivas de detección de coronavirus con el objetivo de detectar de forma precoz los casos positivos y contribuir a frenar la curva de la pandemia.
Además de estas pruebas rápidas, también se están llevando a cabo otras dos técnicas más para identificar un contagio: test PCR (utilizados desde el principio de la pandemia) y test serológicos. Todas ellas están analizadas en un informe publicado por la Sociedad Española de Enfermedades Infecciones y Microbiología Clínica.
Mientras que los test rápidos y las PCR buscan físicamente la presencia del virus con muestras biológicas extraídas de las fosas nasales o la garganta del paciente, el test serológico busca detectar los anticuerpos que se hayan generado a partir de la respuesta inmunológica generada con una muestra de sangre.
¿Cuáles son las diferencias entre los tres tipos de pruebas para detectar el coronavirus (COVID-19)?
TEST PCR: Conocida como la prueba de reacción en cadena de la poliomerasa (PCR), esta prueba está considerada como la más fiable y la prioritaria por las autoridades sanitarias en España ya que tiene una fiabilidad superior al 90%. La prueba detecta la presencia del virus desde el inicio de la infección mediante una muestra extraída de nariz o faringe del paciente. La desventaja, además de ser más caras que los test rápidos, es que se debe realizar en un laboratorio y los resultados tardan en llegar entre 3 y 6 horas.
TEST RÁPIDOS: Los test rápidos, también conocidos como test rápidos de antígeno, son pruebas de diagnóstico rápido que se realizan a través de una muestra de mucosa y puede identificar la proteína del virus. Tienen la ventaja de ser muy baratos y la posibilidad de que los profesionales sanitarios las realicen en los domicilios de los pacientes sospechosos de padecer la enfermedad. El inconveniente es que no tienen una gran fiabilidad. Por ello, se realizan como pruebas complemento a las PCR.
TEST SEROLÓGICOS: También son test rápidos y baratos y se realizan mediante una muestra de sangre. Su función es detectar los anticuerpos generados a partir de la respuesta inmunológica generada con una muestra de sangre. Esta prueba no sirve para una fase inicial, ya que no detecta el virus, pero gracias a ella se podrá calcular qué parte de la población ha superado la enfermedad y cuál es susceptible de ser contagiada.