ROMA, 2 Feb. (EUROPA PRESS) -
El Vaticano podría cerrar en los próximos meses un acuerdo con China para definir una hoja de ruta en la cuestión de designación de obispos lo que además sellaría el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y el Gobierno de Xi Jinping.
Según las informaciones publicadas por el periódico The Wall Street Journal, que no han sido comentadas por la Santa Sede, el acuerdo consistiría en el que el pontífice cederá ante China algunas concesiones en el nombramiento de obispos. En concreto, se habría perfilado el reconocimiento de siete obispos creados por el Gobierno chino y dependientes del mismo y, en cambio, se habría pedido a dos obispos nombrados de manera legítima por la Iglesia católica, pero opositores al ejecutivo de Pekín, que renunciasen a su cargo.
Actualmente, en el país asiático, los católicos están divididos entre aquellos que son parte de comunidades en su mayor parte clandestinas que reconocen al Papa como máxima autoridad de la Iglesia católica y quienes pertenecen a la Asociación Patriótica Católica controlada por el Estado chino, donde los obispos son nombrados por el Gobierno de Xi Jinping en colaboración con las comunidades locales de la Iglesia.
De cerrarse dicho acuerdo, la Iglesia católica contaría con un marco legal para cuidar a los alrededor de 12 millones de católicos que viven en China y centrarse en el crecimiento de esa religión, en un país donde las iglesias protestantes están avanzando rápidamente.
NEGOCIACIONES
El Vaticano lleva negociando desde 2014 la compleja cuestión de la designación de obispos. En diciembre del año pasado, una delegación del Vaticano viajó a China para concretar una oferta relacionada con dos obispos reconocidos por la Santa Sede y que contó con el respaldo del Papa. Según ha informado el rotativo estadounidense uno de ellos, de 87 años, se retiraría para dar paso a un obispo respaldado por el Estado chino. Bajo el nuevo escenario, el Gobierno reconocería oficialmente al prelado apoyado por el Vaticano como "obispo emérito".
Otro obispo reconocido por el Vaticano se convertiría en auxiliar o asistente de uno designado por el Gobierno. Pero a pesar de que efectivamente asumiría un papel menor, recibiría reconocimiento oficial como parte del trato.
La Santa Sede no tiene relaciones diplomáticas con la república Popular China desde 1951 cuando el régimen comunista expulsó al nuncio apostólico.
DIFERENCIAS
El pasado martes, el portavoz oficial del Vaticano, Greg Burke, rechazó las críticas del cardenal chino y antiguo obispo de Hong Kong Joseph Zen ze-kiun, quien había puesto en duda las últimas actuaciones de la Iglesia católica en el país asiático, y lamentó que este tipo de declaraciones alimentan "la confusión y la polémica".
"El Papa está en constante contacto con sus colaboradores, en particular de la Secretaría de Estado, sobre las cuestiones chinas, y está informado de manera fiel y detallada por ellos sobre la situación de la Iglesia Católica en China y sobre los pasos continuos del diálogo entre la Santa Sede y la República Popular de China, a los que acompaña con especial cuidado", incidió la Santa Sede.
Un día antes, Zen había criticado en una carta publicada en el blog que coordina la actitud del Vaticano en la cuestión china y en concreto con relación a la designación de obispos. "¿Creo yo que el Vaticano está vendiendo la Iglesia Católica en China? Sí, definitivamente, sí. Esta es la dirección en la que están según lo que han venido haciendo en los últimos años y meses", había señalado el purpurado.
DIPLOMACIA DE LA SANTA SEDE
El cardenal analizó la situación que está atravesando la Iglesia Católica en China y condenó la estrategia de la Santa Sede, liderada por el cardenal Pietro Parolin, al considerarla demasiado indulgente con la Asociación Patriótica y, en particular, con el Gobierno chino.
Por su parte, Parolin, precisó que "la Iglesia en China no pretende sustituir al Estado, sino que desea ofrecer su contribución serena y positiva por el bien de todos" y reiteró que el Papa sigue "personalmente" las negociaciones con las Autoridades de la República Popular China y que todos sus colaboradores están "en sintonía con él".
Parolin indicó que en el pontificado del Papa Francisco las negociaciones se mueven siguiendo la línea de una apertura constructiva al diálogo y fidelidad a la genuina tradición de la Iglesia. "El Santo Padre sigue personalmente las negociaciones actuales con las Autoridades de la República Popular China. Todos sus colaboradores actúan en sintonía con él. Nadie toma iniciativas privadas", concretó en una entrevista con La Stampa.
Por otro lado, comentó que no se trata de mantener un conflicto perenne entre principios y estructuras contrapuestas, sino de encontrar soluciones pastorales realistas que permitan a los católicos vivir su fe y proseguir juntos la obra de evangelización en el contexto chino específico. "En China no existen dos Iglesias, sino dos comunidades de fieles que están llamadas a cumplir un camino progresivo de reconciliación hacia la unidad", remachó.
Sobre la cuestión de los nombramientos de los obispos, Parolin señaló que "la Santa Sede conoce y comparte los graves sufrimientos que soportan muchos católicos en China y su generoso testimonio del Evangelio" y añadió que en este marco "la cuestión de la elección de los obispos es crucial".
"No podemos olvidar que la libertad de la Iglesia y el nombramiento de los obispos siempre han sido temas recurrentes en las relaciones entre la Santa Sede y los Estados", agregó a este respecto.