ROMA, (OTR/PRESS)
Los tiempos cambian y las nuevas tecnologías han obligado a la Iglesia católica a plantearse nuevos retos para su utilización, lo que, inevitablemente, ha generado cuestiones e interrogantes implanteables sin la existencia de la Red. Para debatir y responder estos interrogantes el episcopado italiano ha convocado estos días una convención a la que ha invitado a informáticos, teólogos y religiosos para debatir tres cuestiones que la Iglesia entiende como fundamentales a la hora de abordar el problema de Internet.
La Iglesia católica ha demostrado que puede adaptarse a las nuevas tecnologías y a la era de Internet recientemente. Así, el arzobispo de Nápoles, Crescenzio Sepe, recurrió hace poco al famoso portal Facebook para "difundir la palabra de Dios", como él mismo alegó, o este mismo lunes, se anunció que el propio Papa iba a disponer de su propio canal en Youtube después de alcanzar un acuerdo el Vaticano con la página web.
Ya desde los primeros pasos de Internet en la sociedad, la Iglesia supo adaptarse con la creación de un centro informático, el CEI, que se dedica al desarrollo de nuevos instrumentos a través de la red y de la difusión de los principios católicos. Sin embargo, Internet representa un reto para la Iglesia, en el sentido de que plantea retos y nuevas preguntas que no se habrían planteado en caso de no haber existido esta nueva forma de comunicación.
Para afrontar estos retos, la Iglesia católica italiana celebra estos días, según informaciones del 'Corriere della Sera' recogidas por otr/press, una convención a la que ha invitado a informáticos, teólogos y religiosos para debatir dichos retos. El 'Convegno Nazionale promosso dall Ufficio Nazionale per le Comunicazioni Sociali e il Servizio Informatico della CEI' abordará el documento elabroado por el Consejo Pontificio sobre la comunicación social.
El director del Ufficio Nazionale delle Comunicazioni Socialli della CEI, Domenico Pompili, ha sintetizado en tres las cuestiones fundamentales a abordar en esa convención: cómo relacionar real y virtual en las redes sociales, cómo impedir el nuevo individualismo al que deriva la red y cómo tener presencia en la red sin pervertir la propia naturaleza, lenguaje e identidad de la Iglesia y el catolicismo.