MADRID, 4 Abr. (EUROPA PRESS) -
La Semana Santa y el puente de mayo son de esos momentos del año que invitan a hacer las maletas, aunque sea por unos días. Empieza a hacer buen tiempo y los días son más largos. ¿Lo mejor? No hace falta irse muy lejos para cambiar de aires, romper con la rutina y descubrir lugares con encanto. La capital española tiene un montón de opciones para quienes quieren aprovechar estos días festivos al máximo.
Quedarse en Madrid tiene su encanto
Para quienes se quedan en la ciudad durante esos días, Madrid sigue teniendo mil planes que no decepcionan. A veces basta con cambiar la forma de mirar la ciudad para redescubrirla desde otra perspectiva.
Una idea interesante puede ser apuntarse a alguna de las visitas guiadas en Madrid que se organizan por el centro. Hay recorridos para todos los intereses; desde los clásicos por el Palacio Real o el Retiro hasta otros más originales que se centran en rutas literarias o en la arquitectura moderna. Conocer los rincones de siempre escuchando sus historias cambia totalmente la experiencia.
Y ya que se trata de disfrutar, un paseo por los mercados gastronómicos siempre es un acierto. El de San Miguel, el de Antón Martín o el de Vallehermoso, por ejemplo, mezclan sabores locales con propuestas innovadoras.
Procesiones que impresionan
Durante la Semana Santa, Madrid se transforma. Las calles se llenan de gente, de música solemne y pasos que cuentan historias centenarias. Una de las más esperadas es la procesión de Jesús de Medinaceli, que recorre lugares como la Puerta del Sol o la Plaza de Cibeles.
Otra que llama mucho la atención es la del Cristo de los Alabarderos. Sale del mismísimo Palacio Real y pasa por sitios como la Plaza de Oriente y la calle Mayor. Un recorrido con mucha historia y con ese toque especial que solo Madrid puede ofrecer.
Pueblos con historia a un paso de la capital
A menos de una hora de Madrid hay auténticas joyas esperando ser descubiertas. Son perfectas para una excursión de ida y vuelta, ya que combinan tradición, buena comida y paisajes que invitan a sacar la cámara.
Uno de esos lugares es Chinchón, conocido por su preciosa Plaza Mayor porticada. Pasear por sus calles empedradas, comprar productos locales o sentarse en una terraza a probar un buen vino con algo de tapeo es un plan que nunca falla.
Otro destino que merece la pena es Buitrago del Lozoya. Entre sus murallas medievales, su castillo y el museo Picasso, hay mucho por ver. Y todo ello rodeado por el río y las montañas de la sierra.
También está Patones de Arriba, un pequeño pueblo de casas de pizarra y calles estrechas que parece salido de un cuento. Es perfecto para desconectar y, de paso, hacer alguna ruta de senderismo suave entre montañas.
Madrid alternativo
Más allá de lo turístico, Madrid esconde experiencias que no todo el mundo conoce. Perfectas para quienes ya han visto lo típico o buscan algo más original.
Barrios como Lavapiés o Malasaña están llenos de vida y creatividad. Entre grafitis, galerías de arte, librerías independientes y cafeterías con encanto, es fácil pasar horas descubriendo pequeñas joyas.
Y para quienes disfrutan aprendiendo mientras pasean, nada como un free tour por Madrid. Hay rutas temáticas para todos los gustos; historia, leyendas, gastronomía, misterios nocturnos... Lo mejor es que suelen estar guiadas por gente apasionada que contagia curiosidad. Además, son una forma divertida de conocer detalles que a menudo pasan desapercibidos.
Planes con sabor
No hay escapada completa sin algo rico en el plato. Y Madrid, tanto en la ciudad como en los alrededores, tiene una oferta gastronómica que conquista a cualquier paladar.
Durante la Semana Santa, en Madrid es fácil encontrar dulces tradicionales como torrijas, pestiños o rosquillas en panaderías de barrio. Y para los que prefieren lo salado, no faltan lugares donde probar cocido madrileño, callos o carnes al horno.
También hay rutas pensadas para los amantes del vino. En zonas como Arganda, Navalcarnero o San Martín de Valdeiglesias, hay bodegas que cuentan con catas, visitas y maridajes con productos locales. Una forma diferente de pasar el día, aprendiendo y brindando.
Con tantas opciones sobre la mesa, Semana Santa o el puente de mayo se presentan como el momento perfecto para desconectar sin complicaciones. Porque a veces, lo mejor está más cerca de lo que piensas.