El Real Sitio de La Granja de San Ildefonso

Salón Del Trono
EUROPA PRESS
Actualizado: viernes, 16 septiembre 2011 12:00

A menos de una hora en coche desde Madrid y a solo unos kilómetros de Segovia se levanta el Palacio de La Granja, uno de los históricos edificios de Patrimonio Nacional que mandó levantar Felipe V, el primer rey Borbón español, donde nació don Juan de Borbón, padre del rey Juan Carlos. La visita del edificio así como la de sus jardines y fuentes es una excursión muy recomendable en cualquier época del año.

La construcción del Palacio y los jardines del Palacio de La Granja se desarrolló entre 1720 y finales de 1723. Destinado a servir de retiro a Felipe de Borbón, duque de Anjou, los arquitectos, siguiendo los deseos del rey, planificaron la totalidad del conjunto entorno a un rectángulo encerrado entre fuerte tapias de mampostería.

El espacio dentro de este rectángulo se dedica en más de dos tercios a jardines; el Palacio Real y la Colegiata separan a éstos del tercio inferior, donde se levantan los edificios construidos para el alojamiento de la real comitiva.

Con el regreso de Felipe V al trono, tras la muerte de su hijo Luis I en agosto de 1724, La Granja adquiere el carácter oficial de residencia veraniega del monarca. Se emprende la ampliación del palacio y la del jardín así como la construcción de nuevas y magníficas fuentes, que no cesará hasta la muerte del rey.

Este paraíso artificial se convierte posteriormente en la residencial oficial de su viuda, Isabel de Farnesio, que renuncia a residir en el Palacio Real de su dominio personal de Riofrío.

Los reinados de Carlos III y Fernando VII devuelven su esplendor a La Granja,

de nuevo escenario favorito del fasto cortesano en los calurosos meses de verano. Precisamente a lo largo de esos años se procede a la urbanización del pueblo y la construcción de grandes edificios para la comitiva. La implantación del ferrocarril y la llegada de la moda europea de los baños del mar desplazan a San Sebastián la residencia veraniega de la Corte de Isabel II.

Sin embargo el Palacio de la Granja recobra la brillante vida de la corte bajo el reinado de Alfonso XIII. Aquí nacieron sus hijos don Juan de Borbón, padre del rey Juan Carlos I y la infanta Isabel "la Chata", que mantiene un fiel apego al real sitio hasta el terrible incendio de 1918 que destruyó sus habitaciones privadas.

RECORRIDO

En la entrada principal se encuentra la "Puerta de Segovia", diseñada por José Gamones en 1767, por la que se accede a la "Plaza de Palacio" dominada por la fachada occidental del Palacio Real. En su centro se alza la Real Colegiata, capilla del palacio, rodeada por una hilera de edificios dieciochescos destinados a albergar a la real comitiva. Hasta 1853 no se dota de arbolado a la plaza.

La arquitectura del Palacio, obra de Ardemans y posteriormente modificada por las intervenciones de los arquitectos italianos, Procaccini y Juvarra, recuerda al tradicional alcázar hispánico con la salvedad de que las cuatro torres quedan incluidas dentro de su estructura cuadrada y cubierta con pizarra. El Palacio, dotado de dos plantas, está dividido en cuatro alas que forman patios abiertos al Norte y al Sur. "El patio de la fuente", situado en el centro del edificio, es el elemento más característico y mejor conservado del primitivo palacio levantado por Ardemans. Las fachadas importantes dan a los jardines. Proyectada por Procaccini, la fachada larga hacia el jardín se inspira en la arquitectura francesa de la Regencia. Su patio, frente al parterre de la fama, recibe el nombre de "patio de la Herradura" por su forma, ideada para permitir el acceso de los reyes. Los dos cuerpos a izquierda y derecha de su entrada son escaleras. La de la derecha conduce directamente a las habitaciones privadas de Felipe V e Isabel de Farnesio, y la izquierda a las de los Infantes. En la fachada de Juvarra, que mira hacia el parterre y la cascada, se aprecia en su perfecta realización técnica y en la armonía cromática de blancos, grises y rosas, las influencias italiana, francesa e inglesa, heredadas del barroco tardío europeo.

La decoración interior tanto arquitectónica como pictórica se realiza a partir de 1721 bajo la dirección del artista italiano Andrea Procaccini, contratado por Felipe V. Se inspira en las residencias barrocas que por aquellos años se construyen en Europa combinando el Rococó francés con el diseño de Borromini.

La planta principal se destina a las habitaciones privadas y oficiales de los soberanos, ala que queda destruida por el incendio de 1918. Sus paredes se adornan con los lienzos de la fabulosa colección de Felipe V e Isabel de Farnesio. La mayor parte de estos cuadros está expuesta hoy en el museo del Prado. De su mobiliario destacan las consolas, las arañas y los relojes franceses del decenio de 1820 en el salón del trono, que fueron comprados por Fernando VI. El acceso a las habitaciones principales se realizaba a través de la "Sala de Alabarderos" situada entre la escalera principal y el patio de la fuente. A la izquierda se encontraban las de los reyes y a la derecha, las de los príncipes de Asturias, completamente destruidas por el incendio de 1918.

El palacio alberga también el Museo de Tapices de cuyas paredes cuelgan las piezas de mejor calidad de la colección patrimonial de la Corona española. La capacidad de convertir un espacio cualquiera en una sala rica y su fácil transporte, despierta el gusto por los paños de Flandes pero con la pérdida de los Países Bajos en la guerra de sucesión de principios del S XVIII, Felipe V decide crear la Real Fábrica de Tapices de Madrid garantizando así el suministro de tapicerías.

Desde aquí se sale a la "Plaza de Palacio", o entrada principal, donde se levanta la Real Iglesia Colegiata de la Santísima Trinidad, capilla de Palacio. En el panteón real reposan los restos de Felipe V y su esposa, Isabel de Farnesio, junto con los de la Infanta Isabel "La Chata " sepultados bajo el relicario en 1990. Ardemans diseña el templo con planta de cruz latina y una airosa cúpula rematada el 19 de septiembre de 1723. Su retablo mayor representa a la Santísima Trinidad y la Virgen adorados por los santos Felipe, Isabel, Luis de Francia, Fernando, Carlos Borromeo, Antonio y Teresa de Jesús, patrones de los miembros de la Real Familia. La obra es del pintor napolitano Francisco Solimena. Debido al incendio de 1918 de las bóvedas, pintadas al fresco por Maella y Bayeu, sólo subsisten "Los cuatros evangelistas" de Bayeu, en las pechinas. Con la pérdida de su carácter de residencia oficial, el Palacio de La Granja es hoy un museo. La restauración de sus salas, que conservan tan sólo una parte del mobiliario, pinturas y tapices, nos permite al menos intuir el esplendor de la obra levantada por Felipe V.

JARDINES Y FUENTES

Los jardines y fuentes constituyen la verdadera joya arquitectónica de esta obra. Felipe V desea un jardín a la francesa, con abundancia de esculturas y fuentes y trazado según el estilo del momento. Encarga su diseño a su arquitecto francés René Carlier. Su forma queda condicionada por la orografía, la posición del palacio y la existencia de tres zonas de función bien diferenciada: los planteles, el jardín y el parque.

Del conjunto escultórico sobresale la fuente de las "Tres Gracias", desde ella se domina la cascada, el parterre y la fachada del palacio trazada por Juvarra, "Los Dragones de la Media Luna" de la ría y la fuente de "Andrómeda", como fondo escenográfico y mirador de todo el diseño.