Foto: MARINA GARCÍA
Por Marina García
Una postal con el perfil de un minarete, una sinagoga, unos baños turcos, la puerta entreabierta de una iglesia ortodoxa y sobre todo, hermosos palacios venecianos a los pies del puerto... ¿Sabría decir dónde se tomó la foto? Pues en Grecia, concretamente en la 'Venecia del este'.
Así es conocida la bella y mediterránea ciudad de Canea, en la isla griega de Creta, situada en el extremo meridional del país. Frente a otras islas como Santorini o Mikonos, destinos turísticos por excelencia, Creta, con una menor afluencia de turismo, ha sabido conservar un poco de paz y lo que se podría llamar la 'esencia griega'.
Si bien ahora Canea es una de las ciudades más bellas y reconocidas de las islas griegas, durante siglos ha sido refugio de romanos, turcos, judíos, y sobre todo venecianos, con quién la región alcanzó su máximo esplendor desde el siglo XV al XVII. De ahí recibe su apodo esta Venecia griega.
HISTORIA VIVA DEL MEDITERRÁNEO
Muchos son los vestigios que quedan de la época en la que llegaron los comerciantes de la laguna italiana. Estos fueron los encargados de construir palacios, fortificaciones y el singular puerto que abre la ciudad al mar. Más tarde lo rodearon todo con una muralla de la que todavía se conserva parte.
Pero es en su casco antiguo donde aún se percibe la mezcla de culturas que han dejado los siglos. De hecho cada barrio hace referencia a la población que lo ocupó.
Así el barrio de Topanas fue donde vivieron las familias ricas durante la ocupación turca. Aquí es donde se pueden encontrar hermosos palacios venecianos entre las estrechas calles que bajan hacia el puerto. Este, casi a nivel del mar, está lleno de edificios de colores apretujados y pequeños barcos que ofrecen al turista diferentes rutas para navegar.
En su extremo se sitúa la fortaleza de Firkas, que actualmente es el Museo Naval de Canea, y un agradable teatro en verano. Al final del muelle, el faro del siglo XVI vigila la entrada de los barcos.
El Palacio Rettore, residencia del Pachá durante el reinado turco, merece una visita, así como el mercado municipal. Aceite, vino, miel y queso en todas sus formas y variedades, son la base de la gastronomía de la región. Visite el mercado y empápese de ella.
La mezquita de los Jenízaros es otro de los imprescindibles de este caos cultural, donde la mayoría de iglesias fueron transformadas en mezquitas, de las que quedan sus cúpulas para recordarlo. Unos baños turcos bien conservados y una pequeña sinagoga en el barrio judío de Evraiki completan la oferta cultural.
OCIO EN EL PRESENTE
Cuando ya se ha completado la cita con la historia ¿Qué hacer en Canea? Al fin y al cabo está en Grecia, por lo que con un poco de suerte el buen tiempo está asegurado. Aproveche para disfrutar el presente entre sus calles empedradas, donde a falta de jardines, los balcones hacen su agosto.
Esta es una ciudad de rincones y esquinas, por lo que el viajero tendrá que ir atento. En la calle Zambeliou, pequeños restaurantes le darán a probar los mejores platos de la gastronomía de la isla. Las calles Teofanis y Theotokopouli condensan esa imagen típica pero auténtica, con tiendas de artesanía repartidas aquí y allá.
Ya que Canea está en una isla, el buceo por sus aguas transparentes, o una jornada en barco alrededor de la región, son otras de las opciones que más tientan a los turistas. En el mismo puerto veneciano pequeños barcos se ofrecen a hacer excursiones y sesiones de buceo.
Y por supuesto playa. Kalamaki es una larga playa de arena y guijarros a solo tres kilómetros de la ciudad, y es una de las más bonitas de la región. Agua cálida y transparente, en un fondo rocoso lleno de vida. Una toalla, el sol* y quizás entienda porque tanto romanos, como turcos o venecianos, decidieron hacer de este rincón mediterráneo su hogar.