Foto: EUROPA PRESS
Por Elena González
Si hay algo que caracteriza a Frankfurt son sus numerosos contrastes, fruto de la mezcolanza de lo tradicional y lo moderno en muchos de sus elementos, como parte de los acontecimientos vividos por la ciudad a lo largo de toda su historia.
Una de las primeras cosas que impresiona al pisar esta tierra es el verde que envuelve prácticamente cada rincón del paisaje circundante al casco urbano de la ciudad. No en vano, cerca del 25% del territorio pertenecen a zonas verdes, gracias a las copiosas lluvias que bañan la región con asiduidad.
Según nos adentramos en el centro histórico, es posible encontrar el Palacio de la familia Rothschild, vivienda de una de las familias más famosas de Frankfurt y que encierra la historia de Mayer Amschel Rothschild, de origen judeoalemán, que pese a su origen humilde, llegó a ser un genio financiero, convirtiéndose en tan solo seis años en uno de los empresarios más adinerados e influyentes de toda Europa.
Otro de los símbolos culturales de Frankfurt es la Ópera Vieja, construida en 1880 para alojar a miembros de esta prestigiosa familia y reconstruida tras la guerra con un estilo del renacimiento italiano. El edificio continúa intacto gracias a la labor de los estudiantes que impidieran que fuera derruido y sustituido por espacios de aparcamiento.
Römerberg, corazón de la ciudad vieja histórica, es uno de los lugares preferidos por los turistas. En esta plaza circular, se sitúa el ayuntamiento, con una arquitectura parecida a la del resto de fachadas en las que se muestra el estilo que comparten muchas de las ciudades alemanas y que se ha convertido en un símbolo típico del país.
Cercana a la plaza, se sitúa una de las calles más famosas de Frankfurt, donde arquitectos de todo el mundo renovaron los edificios de esta vía convirtiéndolos en piezas de arte únicas. La única condición que se les impuso era que debían respetar algún elemento característico de los edificios donde pretendían plasmar sus diseños.
Más al oeste, encontramos la casa natal de Johann Wolfgang Goethe, uno de los monumentos más visitados de la ciudad, junto con el museo dedicado a este famoso personaje.
LA RIBERA DE LOS MUSEOS.
Al pasear por sus calles, todavía es posible observar vestigios de la destrucción que causaron los bombardeos sufridos entre los años en plena Guerra Mundial.
No obstante, la mayor parte de las infraestructuras dañadas fueron o están siendo reconstruidas, una labor que aún continúa, puesto que barrios enteros fueron destruidos. De hecho en la actualidad, Frankfurt alberga más de 400.000 procesos de construcción que incluyen tanto el nacimiento de nuevos edificios como la reparación de los más deteriorados.
El Puente de la Paz es uno de los pocos puentes que no fue destruido en la guerra. Suspendido por encima del río Main, símbolo de la ciudad y fuente de prosperidad para la urbe, este pasadizo ofrece una visión de Frankfurt en la que destacan los contrastes de la arquitectura moderna y futurista con monumentos y estructuras propios del siglo XIX, un estilo que domina gran parte de las construcciones que encontramos por la ciudad alemana.
En la ribera del río, encontramos el barrio más lujoso de Frankfurt, Besthaffen, compuesto por edificios que no sobrepasan los 6 pisos de altura y viviendas aptas únicamente para los bolsillos mas selectos en las que 80 metros cuadrados alcanzan un valor de 800.000 euros.
En las orillas del Main, también encontramos una de las joyas de la oferta cultural de Frankfurt a lo largo de la denominada Ribera de los museos, donde se concentran 13 de sus principales espacios museísticos. Esta disposición se debe al Plan de Administración de la ciudad que se llevó a cabo tras la guerra, mediante el cual se decidió renovar y adaptar una serie de edificios que permitieran mantener los museos unos cerca de otros.
Entre ellos destaca el Museo de Arte Moderno, construido por el arquitecto vienés Hans Hollein, que proyectó este edificio como si se tratase de una porción de tarta, o el Museo de la ciudad de Frankfurt.
ROZANDO EL CIELO.
En contraste con sus edificios clasicistas se sitúa su famoso Skyline, que alberga los edificios más altos con respecto a cualquier otra ciudad alemana, la mayoría de ellos pertenecientes a compañías bancarias, al ser uno de los centros financieros más importantes de Europa. Y es que, Frankfurt, sede del Banco Central Europeo, alberga 230 bancos, 206 institutos de crédito y 130 sedes de bancos extranjeros.
El Main Tower, primer rascacielos abierto al público, ofrece un lugar privilegiado para contemplar una vista panorámica de la ciudad a 200 metros de altura. ¡No apto para aquellos que sufran vértigo!
Incluido dentro del área empresarial se sitúa la Feria (Messe Frankfurt), área de exposición para las grandes ferias nacionales e internacionales de la metrópolis alemana. Precisamente, este mes de abril, la ciudad acoge Luminale, una feria en la que se mezclan arte moderno y las últimas tecnologías e innovaciones en este campo, con especial hincapié en las aplicaciones ecológicas.
UN PASEO EN BICI.
A la hora de moverse el metro y el tranvía resultan una buena opción a un precio asequible. Por un precio de 2,30 euros es posible adquirir un billete que permite a los viajeros utilizar cualquier mediode transporte público para recorrer la metrópolis.
Sin embargo, como en tantas otras ciudades europeoas la cutlrua de la bici está muy extendida y existen varios puntos en los que se puede alquilar este tipo de transporte para visitar la ciudad de forma sana, dinámica y respetuosa con el medio ambiente.
Para aquellos a los que no les atraiga demasiado la idea de hacer deporte, existen también los denominados 'velotaxis', una especia de carrito tirado por una bicicleta eléctrica que permite a los turistas visitar los lugares más emblemáticos cómodamente sentados en la parte de atrás.