Tokio ciudad olímpica

Tokio
Foto: ADAM PRETTY/GETTY
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Actualizado: martes, 17 diciembre 2013 21:06

Por Celia Gilpérez

    Tras conocer que Tokio será la encargada de organizar los Juegos Olímpicos de 2020 son aún mayores los motivos por los que viajar a la ciudad japonesa que acabó con el sueño olímpico de Madrid y así descubrir los atractivos de sus calles.

   Al cerrar los ojos e imaginar Tokio lo primero que pasa por la cabeza son sus luces de neón que dan vida a una ciudad que nunca duerme, basta con pasear por los barrios de Shinjuku y Shibuya para percibir que se trata de una de las urbes más cosmopolitas del mundo.

   Otro de los mitos que los visitantes tienen de la ciudad japonesa es la vestimenta de sus ciudadanos, si lo que se busca es precisamente un pintoresco desfile basta con pasarse por Harajuku, una de las zonas más de moda.

   En concreto, los domingos sus calles se tiñen de color gracias a los miles de seguidores del 'cosplay' o juego de disfraces que convierten en un espectáculo callejero sus paseos, sobre todo en el puente Jingu-bashi.

DE PARÍS A NUEVA YORK.

   No obstante, no hay que asustarse si después de caminar por los Campos Eliseos japoneses, como llaman a la avenida Omotesando en la que se encuentran las principales marcas de moda de lujo, se pasa por Takeshita una de las calles más pintorescas.

   Este paseo solo apto para bolsillos holgados es equiparable al que realizar por la zona de Ginza, comparada con la Quinta Avenida de Nueva York, por su elitismo al albergar tiendas tan emblemáticas como la Apple Store o el edificio Sony, que durante décadas ha sido insignia de la tecnología japonesa.

   Al margen de las compras, la espectacular arquitectura del Teatro Kabuki-Za con funciones diarias y el edificio Wako con su enorme reloj y sus aires occidentales son algunas de las paradas obligatorias a realizar en Ginza.

TRADICIÓN Y SUSHI.

   Los contrastes son una de las peculiaridades de Tokio. Si lo que se busca es viajar a la tradición, Asakusa es el barrio perfecto. En pleno centro se erige el Templo Sensoji, el más antiguo de la ciudad, cuya sala principal tuvo que ser reconstruida después de la Segunda Guerra Mundial.

   Otra de las visitas obligadas para los amantes de la cultura japonesa es el Mercado de Tsukiji, el mercado de pescado más grande del mundo con más de 450 especies distintas y en el que se pueden adquirir los productos frescos listos para llevas.

   Además, en los alrededores del mercado hay multitud de restaurantes que se convierten en una gran elección para degustar sushi sea cual sea la hora del día, ya que permanecen abiertos prácticamente hasta el amanecer.

MINICIUDADES DE OCIO.

   Para salir de noche por la ciudad nada mejor que acudir a otra sin dejar el termino municipal. En la zona de Roppongi se eleva el complejo de edificios Roppongi Hills en el que divertirse con tiendas, restaurantes, cines, hoteles y hasta una galería de arte.

   Y es que esta área de Tokio es considerada una de las más animadas ya que la alta presencia de los extranjeros que residen en ella unida a los numerosos bares y discotecas la convierten en la reina de la diversión nocturna japonesa.

   Así, presume de contar con la presencia de tres de los edificios más altos de la 'city' como la Torre de Tokio, de más de 300 metros de altura y las torres MidTown y Mori, que superan los 200 metros de altura.

AL AIRE LIBRE.

   No sólo de majestuosas edificaciones y centros comerciales vive Tokio. Para los que prefieren estar al aire libre, el Parque Yoyogi se convierte en la opción idónea para pasar una animada tarde, además es el sitio elegido por los 'rockabillys' japoneses para aportar algo de espectáculo con sus 'chupas' de cuero y sus tupés.

   También en este parque se encuentra el Santuario Meiji, uno de los centros religiosos más importantes de Tokio, cuyos jardines también pueden ser visitados.

   Otra de las zonas verdes de la ciudad es el Parque Ueno, el primero que tuvo la ciudad y uno de sus principales focos culturales, ya que concentra algunos de los principales museos como el Museo Nacional de Tokio, el Museo Oriental o la Galería Metropolitana de Arte de Tokio.

SU PROYECTO OLÍMPICO.

   Para los que aún dudan de los detalles de su elección como ciudad olímpica, hay que resaltar que la candidatura presentada se trata de un proyecto compacto, con el 85% de sus sedes en un radio de ocho kilómetros respecto a la Villa Olímpica, que estarían construidas en mayo 2019 gracias a un fondo de reserva de 4.500 millones de dólares (3.425 millones de euros).

   Además, uno de sus puntos fuertes es que cuenta con una amplia oferta hotelera de cerca de 150.000 habitaciones y una moderna red de transporte, junto a dos aeropuertos internacionales de gran capacidad.

   Pese a que los datos del informe reflejaron que la candidatura asiática se resentía en apoyo popular en comparación con sus competidoras, el resto de atractivos de la ciudad lograron compensar la apatía de sus ciudadanos hacia la organización de las Olimpiadas.

   El recuerdo de la edición que albergó en 1964, unos Juegos en los que limpió la imagen de un país devastado por la Segunda Guerra Mundial, esperanzan a esta locomotora económica mundial a convertirse en un nuevo referente para el turismo.