MADRID 28 May. (EUROPA PRESS) -
Islandia es la decimoctava isla más grande del mundo y la segunda más grande de Europa, después de Gran Bretaña con una extensión de 103.000 kilómetros cuadrados. Un territorio que cuenta con innumerables encantos naturales, desde los glaciares y volcanes que le dan nombre, hasta sus impresionantes géiseres o sus sobrecogedoras cascadas.
Debido a su complicada climatología y su accidentada geografía, su belleza ha permanecido inalterada durante siglos y ha llegado hasta nuestros días. La inmensidad de la naturaleza islandesa y su grandeza se contrapone a la calma y tranquilidad de sus ciudades y pueblos.
El turismo en Islandia ha aumentado exponencialmente en los últimos años, pues se ha convertido en el destino ideal para todo aquel que quiera sumergirse en la historia escandinava, aventurarse en la naturaleza más auténtica y disfrutar de experiencias únicas, como bañarse en las aguas termales de la Laguna Azul mientras fuera nieva, admirar la aurora boreal e incluso sentirse como Jon Nieve al hacer un trekking por el glaciar Vatnajkull, que fue uno de los escenarios de Juego de Tronos 'Más Allá del Muro'.
Los principales atractivos de la denominada 'Tierra de Hielo y Fuego' puede recorrerse en poco menos de 48 horas gracias a que con la aerolínea islandesa de bajo coste Play, se pueden conseguir volar hasta su capital Reikiavik desde siete ciudades españolas: Barcelona, Madrid, Gran Canaria, Tenerife, Alicante, Málaga y Palma de Mallorca.
La primera etapa comenzaría con un tour de ocho horas alrededor del Círculo Dorado de la mano de empresas como Reykjavik Sightseeing, una ruta por carretera de unos 300 kilómetros, para contemplar algunas de las maravillas que esconde la isla, como el Parque Nacional de Thingvellir --popular por el snorkel en las aguas glaciares del río Silfra--, la cascada Gullfoss o el valle de Haukadalur, más conocido como Valle de los Géisers, siendo el más espectacular y fotografiado el de Strokkur, que puede llegar a crear una columna de agua de hasta 20 metros de altura.
Tras el tour, Reikiavik invita a recorrer sus pintorescas y coloridas calles, como por ejemplo la calle Skólavrustígur --una de las más fotografiadas--, pintada con los colores del arcoiris en conmemoración del Gay Pride Festival anual. Y es que Islandia va en cabeza a nivel europeo en cuanto a derechos LGTBIQA+ se refiere.
Una de las paradas imprescindibles en la visita a la ciudad es la iglesia de Hallgrímskirkja, cuya arquitectura inspirada en las columnas de basalto propias de la isla no deja indiferente a nadie.
Otro de los iconos de la capital islandesa es la escultura del Viajero del Sol, que representa un barco guerrero vikingo en dirección al sol de poniente. También destaca el imponente edificio acristalado de Harpa Concert Hall, de diseño futurista.
Reikiavik también destaca por su gastronomía. El ingrediente estrella, como no podía ser de otra forma, es el bacalao. Junto al pescado, la carne es el otro emblema de la cocina islandesa. De hecho, se calcula que hay alrededor de 800.000 ovejas en Islandia, lo que significa que hay más ovejas que habitantes.
Algunos platos imprescindibles que incluir en el menú son la Kjotsupa (sopa de cordero), el Hardfiskur (bacalao seco) y la Kleina, un dulce típico que suele servirse en el desayuno. Los paladares más atrevidos también pueden degustar el Hákarl (tiburón).
Por otro lado, destacan el restaurante Monkey's, que fusiona los ingredientes locales con la exótica cocina Nikkei, de influencia japonesa y peruana, o la parada ambulante Bjarins Beztu Pylsur, donde venden el mejor Pylsa (perrito caliente) de la isla. Como curiosidad, Islandia es de los pocos países occidentales donde el viajero no encontrará ningún McDonald's.
Finalmente, una visita a Islandia no está completa sin sumergirse en uno de sus más de 100 baños termales. Dada su ubicación estratégica, a unos 20 minutos del aeropuerto de Keflavik, una opción más que recomendable es Blue Lagoon, el baño termal más popular de la isla, o bien Sky Lagoon, una piscina infinita geotérmica cuyo diseño natural se integra armoniosamente en el paisaje.
Aquellos que reserven algo de energía no pueden irse sin contemplar las auroras boreales, siendo los meses de septiembre a abril los más propicios para ser testigo de uno de los mayores espectáculos de la naturaleza.
Las localizaciones remotas del sur de Islandia brindan grandes oportunidades para ver la aurora boreal. Algunos de los mejores lugares para contemplarla son la laguna glaciar de Jokulsarlon, junto al glaciar Vatnajokull, o el faro de Grótta, el punto más occidental de Reikiavik.
Para facilitar su búsqueda, existen algunas aplicaciones, como 'My Aurora' (disponible en iOS y Android), que incluyen desde pronósticos meteorológicos hasta mapas de vientos solares. Sin embargo, en la mayoría de tours, en caso de no verlas, se puede volver a programar la excursión sin coste adicional.