MADRID 31 Oct. (EUROPA PRESS) -
En Japón se conservan antiguos asentamientos de la cultura Jomon, que se desarrolló desde el final de la última Edad de Hielo, hace 16.000 años, hasta el año 300 a.C.
En cadenas montañosas y llanuras costeras del norte de la región de Tohoku y del sur de la isla de Hokkaido pueden visitarse yacimientos y restos arqueológicos, recientemente 17 de ellos han sido declarados Patrimonio Mundial.
Mientras en el resto del mundo los humanos llevaban una vida sedentaria centrada en el cultivo de la tierra, en ciertas zonas de Japón la vida de sus gentes dependía de la caza, pesca y recolección, al tiempo que estaban unidos por una espiritualidad común, esto es lo que se conoce como cultura Jomon.
Este nombre significa 'decoración con cuerdas' y hace referencia a los patrones que se dibujaban en la cerámica de la época, considerada la más antigua del mundo. Este pueblo amasaba la arcilla para crear recipientes de diversas formas que les permitía hervir agua y almacenar alimentos. De esta forma lograron ampliar su dieta gracias a que podían, por ejemplo, hervir plantas para eliminar el sabor amargo. Otras de las habilidades que dominaban eran el lacado y la cestería.
Además, la compleja espiritualidad de la cultura Jomon queda patente tanto en sus conjuntos megalíticos y en otros sitios de rituales como tumbas y los objetos encontrados en ellas, que ponen de manifiesto una sociedad estratificada.
Muchos de estos conjuntos funerarios se construyeron entre la vegetación y rodeados de suaves pendientes, lo que ha hecho considerar que se trate de la primera inspiración del sintoísmo, religión animista oriunda de Japón, que cree en una profunda conexión entre el hombre y la naturaleza.
La UNESCO ha distinguido como Patrimonio Mundial 17 lugares de Japón donde se pueden observar los restos arqueológicos de esta cultura prehistórica, incluyendo antiguos asentamientos, viviendas reconstruidas, o conjuntos funerarios,
Entre los más importantes se encuentran el Asentamiento de Ofune, (Hokkaido). Situado frente al océano Pacífico, este yacimiento de Ofune, en la norteña isla de Hokkaido, datado en la última mitad del periodo Medio Jomon (aproximadamente 3.200-2.000 a.C) está formado por un asentamiento que contiene los restos arqueológicos de más de 100 viviendas, un gran montículo de tierra y más de 100 tumbas.
Se cree que la vida en Ofune prosperó de forma continuada durante 1.000 años y posee una estructura similar a los asentamientos descubiertos en el norte de la región de Tohoku en la isla principal de Japón. Además, aquí se han encontrado huesos de ballenas y focas en sus amplias y profundas fosas.
Con más de 6.000 años de vida, el yacimiento de Kakinoshima, también en Hokkaido, es el lugar donde se descubrieron los primeros productos de laca del mundo en una fosa que data de la primera mitad del periodo Inicial Jomon, cuando esta cultura prehistórica comenzó a vivir en asentamientos. En este lugar también se han hallado ajuares funerarios con objetos de arcilla y artículos de cerámica, dejando patente la madurez del pueblo que formaba este yacimiento y su rica cultura espiritual.
El Yacimiento de Sannai Maruyama, en la prefectura de Aomori (Tohoku), es el mayor asentamiento y uno de los mejor conservados de todo Japón. Desenterrado por accidente durante una prospección para la construcción de un campo de béisbol, el descubrimiento reveló que la zona albergó más de 700 estructuras incluyendo viviendas, almacenes, caminos y fosas para deshechos y enterramientos.
Una vez estudiado el yacimiento, se volvió a soterrar y se realizó una recreación sobre el mismo. Hoy en día, los visitantes pueden entrar en las instalaciones, contemplar los lugares de excavación original y participar en actividades como participar en talleres de manualidades, probarse ropa de estilo Jomon o utilizar algunas herramientas de este periodo para conocer cómo trabajaba la gente de antaño. Además, puede degustarse la comida del pueblo de Sannai Maruyama en el restaurante local.
EL ASENTAMIENTO DE GOSHONO EN IWATE.
Situado a la orilla del río Mabechi, el asentamiento de Goshono, en la prefectura de Iwate, también en la región de Tohoku, tiene su origen en la última mitad del periodo Medio Jomon (2.500 y 2.000 a.C).
En el centro del yacimiento se encontraba un cementerio con arreglos de piedra, rodeado de unas estructuras para viviendas y montículos de tierra relacionadas con los rituales. Además, aquí se han descubierto pruebas que demuestran los asentamientos humanos estables y de larga duración y el uso de la tierra en armonía con el entorno natural.
También en Tohoku se encuentran los Círculos Megalíticos de Oyu, concretamente en la prefectura de Akita. Este asentamiento continúa intrigando a los historiadores hoy en día ya que, como la gran mayoría de los conjuntos megalíticos de Japón, ocupa una zona amplia, pero a diferencia de los demás, las piedras de este tienen una altura muy baja, por lo que en invierno quedan totalmente ocultos por la nieve.
Estos dos círculos de piedra de más de 4.000 años de antigüedad están formados por un pilar central con piedra planas que irradian desde el centro para formar grandes patrones circulares de relojes de sol y que, vistos desde arriba, parecen mosaicos. Esto sugiere que el lugar fue escenario de acontecimientos astrológicos, mientras que para otros tiene como significado un lugar de culto.