Foto: CEDIDA
Instó a vigilar que la aerolínea no hacía maniobras no autorizadas
MADRID, 25 Jul. (EUROPA PRESS) -
La Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil (CIAIAC), dependiente del Ministerio de Fomento español, ya investigó en 2012 a la aerolínea española Swiftair tras un aterrizaje forzoso de un avión de esta compañía en Afganistán del mismo modelo.
Ese aparato también era un MD-83, el mismo modelo que la aeronave estrellada este jueves en Malí, cuando cubría la ruta entre Uagadugú (Burkina Faso) y Argel (Argelia).
Según recoge el informe técnico elaborado por expertos, la causa del incidente fue una "maniobra inadecuada" de la aeronave en una pista en la que no contaba con "aprobación operacional".
Se recomienda a la compañía, "como responsable de la operación", que genere un procedimiento por el cual se asegure que sus tripulaciones no realizan maniobras no autorizadas (y por tanto no permitidas).
Asimismo se recuerda a Swiftair a que, al ser responsable de la operación, debe generar un procedimiento por el cual se asegure que sus tripulaciones "reciben instrucción adecuada en lo que se refiere a la adherencia a los procedimientos".
Estas dos mismas peticiones son realizadas a la Agencia Estatal de Seguridad (AESA) desde la Comisión de Investigación del Ministerio de Fomento.
EL ALA TOCO EL SUELO.
El accidente ocurrió el 24 de enero de 2012 en una aeronave de Swiftair cubría el vuelo SWT094 entre Dubai (Emiratos Árabes Unidos) y Kandahar (Afganistán).
A bordo del avión, operado para la compañía sudafricana Gryphon Airlines, viajaban 91 personas: 86 pasajeros (uno de ellos, mecánico de la compañía), 2 pilotos y 3 tripulantes de cabina.
El aparato inició el aterrizaje con normalidad pero cuando se encontraba a pocos metros de contactar con el suelo, no se encontraba alineado con la pista. En ese momento, el comandante hizo un alabeo, impactando la punta del ala derecha contra la pista antes de que las ruedas contactasen con la pista.
"El comandante consideró la maniobra como una toma dura, aunque el copiloto llegó a dudar si habrían podido tocar el terreno con el lado derecho", asegura el informe.
La torre de control les ordenó parar y les remitió a los servicios de emergencia que tras indicar que pararan los motores, comprobaron que no había fluidos, ni daños en las ruedas ni frenos. Por ello poco después permitieron a la aeronave dirigirse a los aparcamientos.
Según la tripulación, los pasajeros no fueron muy consciente del contacto del ala con el suelo y el desembarco se produjo con normalidad.
El informe asegura que las condiciones meteorológicas, "sin ser óptimas", no fueron un factor que complicasen la maniobra de aproximación.
Añade además que, debido a los parámetros de altura y velocidad que registraba el avión en la operación de aterrizaje, "la aproximación no se debería haber continuado y se debería haber frustado".
En el documento, la Comisión insiste varias veces en que la tripulación debía haber frenado la maniobra. Además, el texto de la CIAIAC destaca que, tras el suceso, la tripulación "no realizó ninguna tarea en aras a preservar el contenido grabado en los registradores (ni en el del vuelo, ni en el del avión)".