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MADRID, 24 Abr. (EUROPA PRESS) -
Un mes ha pasado desde que tuviera lugar el accidente de Germanwings en los Alpes Franceses. El 24 de marzo España, Francia y Alemania estaban de luto oficial. La noticia supuso un duro golpe para Lufthansa, la matriz de esta compañía de bajo coste considerada como una de las más seguras del mundo.
El suceso colapsó la redes sociales en cuestión de horas. Los europeos empezaban a cuestionar la seguridad de este medio de transporte; un año negro para los aviones. El siniestro, que provocó la muerte de 150 personas, de las cuales 50 eran españoles, tenía algo de peculiar: fue provocado por el copiloto, según la información que se ha podido recuperar.
Frases como "Por el amor de Dios, abre la puerta. ¡Abre la maldita puerta!", ayudan a reconstruir el incidente, cuya investigación se centró desde el hallazgo de las cajas negras en Andreas Lubitz.
Los datos encontrados en su casa por parte de la fiscalía de Dusseldorf revelaron que Lubitz había recibido años antes de obtener su licencia como piloto "atención psicoterapéutica por tendencias suicidas". No obstante, la fiscalía descartó la posiblidad de "especular" sobre los motivos que le llevaron a estrellar el Airbus A320, sustentando la investigación solo en "hechos".
Según informó el diario alemán 'Bild', Andreas Lubitz seguía un tratamiento contra la depresión, la ansiedad y los ataques de pánico y tenía problemas de visión. Por ello estaba de baja médica, como consta en el informe roto encontrado en su casa.
Al respecto las autoridades alemanas aseguraron que Lufthansa no informó a las autoridades alemanas sobre su estado de salud. Al respecto, y pese a que esta compañía aérea dio a conocer el parte de baja médica que el copiloto presentó en 2009 a la escuela de pilotos de la aerolínea, días después del suceso negó que tuviera que ofrecer esa información a la Oficina Federal de Aviación de Alemania (LBA), ya que obtuvo su licencia de piloto antes de que entrara en vigor la normativa que endurecía las obligaciones de información.
LOS SISTEMAS DE SEGURIDAD, CUESTIONADOS
Sin duda, este trágico suceso ha replanteado los actuales sistemas de seguridad de los aviones. Es por ello que, Klaus Dieter Scheurle, la autoridad de control aéreo de Alemania, ha hecho un llamamiento a la industria de la aviación para que estudien el desarrollo de tecnología que permita a las personas en tierra tomar el control remoto de un avión de pasajeros y hacerlo aterrizar de forma segura.
Dieter Scheurle es consciente de que este estudio no será tarea fácil, pero confía en que se haya avanzado sobre ello en los próximos diez años.
Por su parte, Carsten Spohr, el presidente ejecutivo de Lufthansa compareció ante la comisión de Transportes del Bundestag, el Parlamento Alemán, el pasado miércoles, para informar sobre el estado de la investigación del vuelo 4U9525.
Las conclusiones sacadas en el Bundestag coinciden con las de Brian Robin, el Fiscal de Marsella encargado del caso, quien apunta al piloto de la aeronave, Andreas Lubitz de provocar el accidente de forma deliberada.
Mientras tanto, un equipo de 60 personas trabaja en la zona de la catástrofe para recuperar los restos de este vuelo. Esperan que esté todo recogido en la primera semana de mayo, tal y como ha asegurado la compañía gracias a las buenas condiciones meteorológicas.
HOMENAJES
Las víctimas, un total de 150 entre las que figuraban 50 españoles y 67 alemanes, serán homenajeadas en España en un funeral institucional previsto para el próximo 27 de abril en su memoria, en imitación al acto ecuménico en la catedral de Colonia(Alemania) el pasado 17 de abril.
Con el fin de avanzar en las investigaciones, a finales de mayo se realizará un simulacro del accidente con el objetivo de reproducir los parámetros del vuelo. El titular alemán de transporte espera tener el informe provisional sobre el accidente a principios de junio.