La revisión de equipaje y el recargo por facturación de maleta, lo más molesto para los españoles

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MADRID, 29 Ago. (EUROPA PRESS) -

   Facturar la maleta y la revisión del equipaje en el aeropuerto son las principales molestias para la mayoría de los viajeros españoles, según un estudio lanzado por el comparador de viajes Kayak.es, que revela que el 76% de ellos asegura no haber pagado nunca un recargo por facturar.

   Del total de encuestados, un 55% ha reconocido que no factura el equipaje si hay que pagar un recargo. Esta tendencia contradice la tradición europea, donde un 51% de los viajeros ha aceptado pagar alguna vez por facturar su equipaje, además de que la revisión de equipajes no les parece un problema, como es el caso del 78% de los franceses.

   El estudio sobre los hábitos de los europeos a la hora de planificar su viaje y de cuáles son sus mayores problemas a la hora de viajar, también desvela que los españoles también se diferencian del resto al hacer el equipaje.

HACER LA MALETA, AHORA O NUNCA

   Y es que, aunque el 46% de los europeos afirme que terminar de preparar el equipaje le cuesta entre una y dos horas, ellos los hacen con dos o tres días de antelación, por ejemplo, como es el caso de los viajeros franceses.

   Sin embargo, la mitad de los españoles reconoce que empieza a hacer las maletas un día antes de la fecha de partida, o incluso en el mismo día.

FACTORES COMUNES.

   Si en algo coinciden todos los europeos es en los objetos que en alguna ocasión se han dejado olvidados. Un 71% de viajeros ha confirmado haberse olvidado algún tipo de aparato tecnológico como portátiles, tablets o cargadores de teléfonos tanto en casa como en el hotel.

   Sin embargo, el dato curioso de esto los aportan los turistas británicos, puesto que 1 de cada 5 ha reconocido haberse olvidado alguna vez el pasaporte en casa y tener que volver a recogerlo, dándose especial prisa para no perder su vuelo.

   Además, el 70% de los europeos ha revisado con antelación el pronóstico del tiempo durante su viaje, aunque mientras apenas un 35% de los franceses tiene esa costumbre, los austríacos son los que más lo comprueban.