MADRID 17 Jun. (EUROPA PRESS) -
La Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) asegura que si las autoridades quieren realizar pruebas para detectar el Covid-19 en aeropuertos y terminales aéreas, éstas deberían de entregar resultados rápidos, ser realizadas masivamente y tener altos niveles de precisión. Además, las pruebas deben ser rentables y no crear una barrera económica o logística para viajar.
La Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) publicó una guía para que los gobiernos de todo el mundo comiencen a recuperar las conexiones aéreas. Esta guía describe varias medidas para mitigar el riesgo de transmisión de Covid-19 durante los viajes aéreos y el riesgo de importación de la pandemia a través de ellos. En su opinión, las pruebas de Covid no deberían ser una condición necesaria para reabrir fronteras o reanudar los servicios aéreos.
La IATA considera que las pruebas PCRs podrían ser un punto de protección para los viajeros de países considerados de mayor riesgo, eliminando potencialmente la necesidad de medidas más caras e intrusivas como la cuarentena, "que es una barrera importante para la realización de viajes y la recuperación de la demanda".
"La velocidad, la escala y la precisión son los criterios de rendimiento más críticos para que las pruebas se incorporen efectivamente al proceso de viaje ", explicó el consejero delegado de IATA, Alexandre de Juniac.
En opinión de la organización las pruebas tendrían que cumplir los requisitos de velocidad, escala y precisión. Los resultados de las pruebas deberían entregarse en el menor tiempo posible, con resultados disponibles en menos de una hora como estándar mínimo, además deberá lograrse poder realizar cientos de prueba por hora.
"El uso de saliva para tomar muestras en lugar de hisopos nasales o de garganta facilitaría esto y también se espera que reduzca el tiempo y mejore la aceptación de los pasajeros", asegura la IATA quien considera que la precisión "es esencial". Los resultados falsos negativos y falsos positivos deben estar por debajo del 1%.
Idealmente, la prueba COVID-19 se requeriría antes de la llegada al aeropuerto y dentro de las 24 horas de viaje. Los pasajeros que directamente al vuelo reducen el riesgo de contagio en el aeropuerto y permiten el reubicación anticipada para cualquier viajero que dé positivo.
Los gobiernos tendrían que reconocer mutuamente los resultados de las pruebas y la transmisión de datos debería llevarse a cabo directamente entre los pasajeros y los gobiernos de manera similar a como se manejan actualmente los permisos de visa electrónica.
En opinión de la IATA estas pruebas deberían ser económicas y no crear una barrera logística para los viajeros. En muchos destinos europeos el coste de estas pruebas supera los 200 dólares.
La IATA respalda el Reglamento Sanitario Internacional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que exige que los gobiernos asuman los costes de las pruebas de salud obligatorias. Cuando se ofrece una prueba de forma voluntaria, se debe cobrar al precio de coste.
¿QUE SUCEDE CON LOS POSITIVOS?
IATA considera que "idealmente" las pruebas se realizarán antes del viaje o en el punto del partida y un resultado positivo significaría que el pasajero no podría viajar como estaba planeado.
En el caso de que las pruebas sean obligatorias a la llegada y un pasajero diera positivo, entonces este deberá ser tratado de acuerdo con los requisitos y las normas del Estado receptor.
Según la IATA, no se debe exigir a las aerolíneas que repatríen a los pasajeros o que se les 'castigue' con sanciones financieras como multas o mediante sanciones operativas como la retirada del derecho a operar en el mercado.