Foto: FUNDACIÓN FERROCARRILES ESPAÑOLES
Por Sandra Tobar
Los antiguos trazados de ferrocarriles en desuso rehabilitados por la Fundación de Ferrocarriles Españoles para la práctica del senderismo y el ciclismo, ahora también son accesibles para las personas con algún tipo de discapacidad.
En España hay cerca de 4 millones de personas con discapacidad y la tendencia de envejecimiento de la población acentuará estas cifras. Así que, ¿por qué no hacer de estas vías y sus localidades una forma de turismo accesible?
Eso mismo es lo que se plantearon la Fundación y la Plataforma Representativa Estatal de Personas con Discapacidad Física (Predif), que junto con la Fundación Once, la Fundación Vodafone y la Fundación Biodiversidad, han lanzado el proyecto de la Guía de Vías Verdes Accesibles.
Se trata de una iniciativa que no solo beneficia a las personas discapacitadas, sino que también abre la puerta a las distintas comunidades para convertir las vías y las localidades en destinos turísticos accesibles para personas con discapacidad..
LA GUÍA DE LAS MÁS ACCESIBLES.
En España existen 101 vías verdes que suman un total de 2.000 kilómetros de longitud. Dentro de esta guía, la sexta que publica Predif en los últimos cinco años y la primera en formato digital, se incluyen las diez vías verdes con más tramos accesibles para las personas con algún tipo de discapacidad.
El proyecto da información de las condiciones de accesibilidad de los tramos de vía mejor adaptados, así como de alojamientos, restaurantes, oficinas de turismo, monumentos, museos, actividades de ocio y espacios naturales que se encuentran en las localidades más cercanas.
Estas vías cuentan con una característica que las hace más accesibles. Los trazados de ferrocarril apenas cuentan con pendientes u obstáculos complicados. Por ello, se pueden recorrer con seguridad y autonomía por las personas de movilidad reducida. Algunas cuentan con bicicletas adaptadas para discapacitados como la Vía Verde de la Sierra o la Vía Verde del Aceite.
UN TESORO DE LA HISTORIA.
A lo largo de estas diez Vías Verdes, los visitantes pueden encontrarse con antiguas estaciones muchas de las cuales han sido ya rehabilitadas y ofrecen servicios de información, restauración y alojamiento. En diversos casos han sido convertidas en piscinas municipales, pequeños museos locales o centros de interpretación el entorno.
La Vía Verde de la Jara discurre entre el antiguo trazado del ferrocarril entre Talavera de la Reina (Toledo) y Villanueva de la Serena (Badajoz) y nunca llegó a entrar en servicio, pero dejó como legado 17 túneles, siete viaductos y ocho estaciones. Parecido es el caso de la Vía Verde de la Sierra entre Jerez de la Frontera y Almargen, cuyas obras nunca llegaron a concluir.
Tras la Guerra Civil española y de la mano de los presos republicanos, fue cuando el trazado ferroviario de Val de Zafán vio la luz. Un trayecto recuperado y que hoy da vida a la Vía Verde de la Terra Alta (Tarragona).
Los viaductos metálicos que recorría el famoso 'Tren del Aceite' desde Jaén a Puente Genil son las maravillas de la ingeniería que recupera la Vía Verde del Aceite.
Pero muchas vías Verdes también esconden tras de sí el duro trabajo del carbón y el esplendor de las ciudades que crecieron en torno a esta forma de vida, como la Vía Laciana (León). Ésta es todo un viaje a través del ferrocarril minero conocido como el 'Hullero' que transita por el Reserva de la Biosfera del Valle de Laciana.
Igualmente, la Vía Verde de Ojos Negros entre Teruel y la costa valenciana recorre actualmente los rastros del ferrocarril minero de la Sierra Menera que transportó hasta 1972 toneladas de hierro desde las minas de Ojos Negros.
UN VIAJE POR LA NATURALEZA.
Además de transportarnos a los tiempos en que el ferrocarril era el medio de transporte de excelencia, estas vías también destacan por los paisajes y entornos que las rodean.
Así, la Vía Verde de la Senda del Oso, antiguo trazado de ferrocarril minero, es una de las más visitadas gracias a un itinerario que muestra la esencia de Asturias con algún que otro espectacular desfiladero.
La Vía Verde Plazaola nos transporta a los valles de Larraun y Leitzarán uniendo Navarra y Guipúzcoa , un auténtico santuario de la naturaleza de 40 kilómetros de longitud, mientras que para los más religiosos, la Vía Verde Noroeste (Murcia) es todo un camino de peregrinación hacía una de las ciudades santas de la cristiandad: Caravaca de la Cruz.
Y para los madrileños que están cansados de la rutina, la Vía Verde del Tajuña (el antiguo ferrocarril remolachero de Arganda) les da la oportunidad de disfrutar de la naturaleza, los bosques y los pueblos que se reparten a lo largo del recorrido.