Catedral de Notre Dame en París tras su reapertura en diciembre de 2024 - SANDRA BLASCO
MADRID 3 Ene. (EUROPA PRESS) -
Ni las llamas más voraces pudieron extinguir la llama eterna del arte. Notre Dame, la gran dama de París, ha resurgido de sus cenizas, como un ave fénix que alza el vuelo tras el fuego purificador. Cinco años después de aquel fatídico 15 de abril de 2019, cuando el mundo contuvo el aliento al ver cómo las llamas devoraban la techumbre de la catedral, la joya del gótico vuelve a abrir sus puertas, más majestuosa que nunca.
El 8 de diciembre de 2024, miles de personas presenciaron un renacimiento histórico. El arzobispo de París, Laurent Ulrich, golpeó con su báculo las puertas del templo, un instante que resonó en el corazón de la ciudad y del mundo. La Señora de París está de vuelta, lista para seguir escribiendo su historia en el cielo de la Ciudad de la Luz
Tras el devastador incendio que la asoló en 2019, el emblemático monumento gótico ha resurgido de sus cenizas gracias a un esfuerzo titánico de restauración, convirtiéndose en un poderoso símbolo de resiliencia y de la capacidad humana para superar la adversidad.
Cinco años de arduo trabajo, 2.000 obreros, cientos de expertos y 250 empresas han hecho posible este milagro arquitectónico. La reconstrucción ha supuesto un coste de casi 700 millones de euros, financiados en gran parte por donaciones procedentes de 150 países.
La generosidad internacional, que alcanzó los 846 millones de euros, demuestra la importancia de Notre Dame como patrimonio de la humanidad y símbolo universal de la fe y la cultura. El dinero restante se destinará a la restauración del exterior de la catedral, un proyecto que se espera que finalice en 2030.
LA RECONSTRUCCIÓN: UN DESAFÍO TÉCNICO Y HUMANO.
Escribía Victor Hugo que "la arquitectura es el inmenso libro de la humanidad" y en el caso de Notre Dame esto es más que cierto. Notre Dame, más que una catedral, es un poema de piedra y luz que narra la historia de Francia y de Europa.
El 15 de abril de 2019, este libro fue amenazado por un incendio devastador que devoró la techumbre, la aguja y parte de la bóveda. El presidente francés Emmanuel Macron prometió reconstruirla en cinco años, un objetivo ambicioso que movilizó a todo el país. La pandemia de Covid-19 y el plomo fundido retrasaron las obras, pero en agosto de 2021, la fase de restauración finalmente comenzó, iniciando un nuevo capítulo en la historia de Notre Dame.
La reconstrucción de la emblemática aguja, de 66 metros de altura, fue uno de los mayores desafíos del proyecto. Se seleccionaron 2.000 robles maduros de bosques de toda Francia para reconstruir la aguja y el tejado medieval de vigas, que databa en su mayor parte de principios del siglo XII. Los árboles se dejaron secar entre 12 y 19 meses antes de ser utilizados en la construcción.
Tras una consulta popular, se decidió que la nueva aguja sería idéntica a la anterior, diseñada por Eugène Viollet-le-Duc en el siglo XIX. La construcción de la nueva aguja fue una proeza de ingeniería y artesanía y los ingenieros realizaron miles de cálculos para guiar el trabajo de los carpinteros.
En diciembre de 2023, la aguja fue coronada por su cruz y, pocos días después, se colocó un nuevo gallo dorado en la cúspide. En la fe cristiana, el gallo representa el retorno de la luz después de la noche y es también uno de los símbolos de Francia.
Las obras en el exterior de la catedral continuarán. La ciudad está invirtiendo unos 50 millones de euros en una ambiciosa transformación del entorno de Notre Dame. La zona que rodea la catedral, ubicada en el corazón de la Île de la Cité, será convertida en un oasis verde para integrar mejor este monumento con la naturaleza y el río Sena.
RENACER PARA NOTREDAME Y PARA PARÍS.
La reapertura de Notre Dame ha supuesto una revolución en la experiencia de visitar la catedral. La restauración de la gran señora de París ha traído consigo una serie de novedades que transforman la experiencia del visitante, enriqueciendo su recorrido y profundizando en su significado.
Se ha instalado un nuevo sistema de iluminación de alta tecnología que realza la belleza de la piedra caliza luteciana y permite apreciar detalles que antes pasaban desapercibidos. La intensidad y temperatura de la luz se ajustan a diferentes escenarios, creando atmósferas únicas para la meditación y la contemplación.
El nuevo circuito de visita, diseñado para un aforo de 1.500 personas simultáneamente, propone un viaje simbólico de la oscuridad a la esperanza. Comienza en el pórtico central del Juicio Final y recorre el interior en el sentido de las agujas del reloj, mostrando las pinturas y esculturas que representan el Antiguo Testamento y otras escenas bíblicas, culminando en la Resurrección.
La restauración ha sido integral. Los vitrales han recuperado su color, se han limpiado las paredes y se ha restaurado el órgano. La estatua original de la Virgen con el Niño, que sobrevivió al incendio, ha vuelto a su lugar.
El mobiliario litúrgico es nuevo, diseñado en bronce por Guillaume Bardet, e incluye una pila bautismal, un altar y la cátedra del obispo. Se han instalado nuevos tapices provisionales creados por Miquel Barceló y Michael Armitage, a la espera de los definitivos que se tejerán a partir de 2025. Estas piezas contemporáneas dialogan con la arquitectura gótica, aportando una nueva dimensión a la experiencia estética y espiritual.
Las sillas para los fieles y el público, diseñadas por Ionna Vautrin, combinan ergonomía y estética. Su respaldo bajo no obstruye la vista de la nave, mientras que las formas redondeadas evocan un mar en calma, invitando al recogimiento.
Todo ha sido mejorado, desde los frescos y el suelo ajedrezado hasta las campanas retiradas del campanario, limpiadas de polvo de plomo y restauradas en la fundición normanda donde se fundieron por primera vez. Las ocho campanas fueron bendecidas antes de volver a sonar.
Tras el incendio se ha prestado especial atención a la seguridad de la catedral. Se ha instalado un nuevo sistema antiincendios y un discreto mecanismo de protección que puede liberar agua en caso de un nuevo incendio.
Se ha creado un equipo de bienvenida para atender a los visitantes y un grupo de 500 voluntarios que garantizan el acceso y la información. La entrada a la catedral es gratuita, excepto para el Tesoro, que funciona como un museo.
Para gestionar la afluencia de visitantes, se recomienda reservar la entrada online. Durante los seis primeros meses, el acceso estará limitado a particulares y no a grupos. Además, la catedral lanzará una aplicación móvil con información educativa en varios idiomas
Se calcula que Notre Dame atraerá a unos 40.000 visitantes diarios, una cifra comparable a la del Palacio de Versalles. Antes del incendio, el monumento medieval acogía a unos 12 millones de personas al año. Tras su reapertura, se espera que el número de visitantes se dispare hasta los 15 millones.
NOTRE DAME: UN SÍMBOLO PARA EL FUTURO.
La reconstrucción de Notre Dame no solo ha devuelto a París su icónica silueta, sino que ha supuesto un renacer para la ciudad y para Francia.
Es un símbolo de resiliencia y de la capacidad humana para superar la adversidad, un recordatorio de la importancia de preservar el patrimonio cultural para las futuras generaciones.
Notre Dame es mucho más que una catedral. Es uno de los signos de identidad de las profundas raíces cristianas de Europa, un símbolo del genio arquitectónico medieval y una joya del patrimonio cultural universal.
Su reapertura es una oportunidad única para redescubrir este monumento en todo su esplendor y reflexionar sobre su significado en el mundo actual. La reapertura de Notre Dame es un canto a la esperanza y a la belleza imperecedera del arte.
Visitarla es una experiencia que conmueve e inspira a partes iguales. Una experiencia inolvidable que nos invita a conectar con la historia, el arte y la espiritualidad.