MADRID 21 Ene. (Por María José Moreno) -
Intensos ojos azules y una cara por la que parece no pasar el tiempo, Alejo Sauras se mete en nuestras casas, de nuevo, de la mano de la serie 'Acusados'. En esta ocasión interpretará el papel de Pablo Alonso, un policía judicial destinado al juzgado de Rosa Ballester. Joven, idealista y luchador, no tardará en averiguar que la corrupción es, a veces, una tentación demasiado grande y que cualquiera puede verse envuelto en ella casi sin quererlo.
Ídolo de adolescentes o no, Alejo quiere dejar claro que se dedica a esto en cuerpo y alma, y que considera la fama "algo circunstancial". Puede presumir de no haber faltado ni un solo día a trabajar y de mantener los pies en la tierra. Sin meta fija, pero subiendo escalones, este joven de 30 años no tiene pensamiento alguno de dejar de llenar su baúl de personajes nuevos y proyectos interesantes.
- ¿Cómo afrontas esta nueva temporada, para ti la primera, en 'Acusados'?
- Ilusionado, porque hemos hecho un producto muy bueno. Evidentemente ahora no está en nuestra mano que funcione, pero el orgullo del trabajo bien hecho siempre queda.
- ¿Qué importancia tiene para ti que el público aplauda o no un trabajo tuyo?
- Que la gente lo reconozca es muy importante de cara a la proyección y a ese sentimiento que te llena por dentro cuando haces algo que funciona, pero también es cierto que cuando haces algo bien, independientemente de lo que digan los demás, te sientes muy tranquilo.
- Al final los actores siempre volvéis a la televisión, ¿te gusta trabajar en el medio?
- Me gusta hacer buenos proyectos, independientemente de donde se desarrollen. Ni ahora mismo es el momento de decantarse por un formato (a no ser que tengas la suerte de ser uno de los cuatro grandes de este país, que han demostrado lo que valen y pueden hacer lo que quieran), ni veo que un actor que está empezando como yo deba guiarse por estas cosas.
- ¿Ha evolucionado la pequeña pantalla en pro de la calidad?
- Sí, y la prueba está en que muchos actores de cine, como Blanca Portillo, están ahora mismo en este formato. Creo que solamente cambia la forma de trabajar, pero el fondo es el mismo, y al fin y al cabo lo importante es el proceso de creación del personaje.
- ¿Importa poco el medio?
- Hombre... el cine te llena mucho más el ego.
- ¿Por qué el ego?
- No sé si es eso exactamente, lo que quiero decir realmente es que el cine es un trabajo más pulido y te da la oportunidad de mostrar más al desnudo lo que estás haciendo. No existen tantos condicionantes como en televisión.
- ¿Qué bagaje te queda de tu época televisiva en series adolescentes?
- Una formación muy dura, que curte y se agradece.
- ¿Cuáles son tus mejores virtudes?
- No creo que haya ninguna virtud que destacar de mi, pero si me pides que elija una te diría que el tesón en el trabajo. No me canso trabajando, ni me saturo, ni nada, no conozco límites.
- ¿Adicto al trabajo?
- Un poco, pero solo cuando estoy trabajando. Cuando estoy en mi casa no me apetece ir (ríe).
- ¿Te quedas en casa si te pones malo?
- No, si me pongo malo sigo. Puedo asegurar que no he faltado a trabajar ni un solo día de mi vida. He ido enfermo al trabajo y no me he ido de allí hasta que ha quedado todo perfecto.
- Vamos a por el defecto, Alejo.
- Todos los demás, soy un cúmulo (ríe). La inseguridad, la vanidad...
- ¿La vanidad es fruto de tu época 'teen idol'?
- No creo que sea eso lo que le sube la vanidad a un actor. Uno va haciendo una carrera, y la suerte, mezclada con el talento y con las oportunidades que aparecen en el camino van forjándola. Que yo entrara en un proyecto así y les gustara a las niñas creo que fue algo circunstancial, no es que yo fuera la persona más idónea para que sucediera eso, sino que pienso que el fenómeno de masas habría ocurrido igual si la interpretación corriera a cargo de otro con un mínimo de talento. Todo esto es circunstancial, sabes que un día pueden esperarte en la puerta de casa 15 niñas, al igual que sabes que muy probablemente no estén mañana. Esto no es un mérito propio, es un estado más, lo que yo ansío es conseguir otra cosa.
- ¿Y qué ansías?
- Ansío ir llenando mi baúl de personajes e ir tachando de mi lista actores con los que quiero trabajar.
- ¿Esa es una lista real?
- Sí, todos los actores la tenemos (sonríe). Al trabajar con Blanca Portillo ya he podido hacer una muesca más en el papel. Cada actor que tachas es un escalón más que subes.
- ¿Tienes una meta fija?
- Si te refieres a un Goya o un Óscar la respuesta es "no". El mayor premio que puede recibir un actor es otro papel tan bueno como aquel que le valió el premio.
- ¿Dónde hay que colocar los premios?
- Creo que un Goya en un sitio privilegiado del salón no te recuerda quien eres.
- ¿Qué haces para desconectar?
- Descanso, aprendo, me divierto y sobre todo viajo.
- ¿Qué tienen esos viajes?
- Me encantan, las personas se forman viajando. Me gusta ir conociendo a gente diferente en otros lugares para así hablar con ellos, conocerlos e ir estudiándolos.
- ¿Eres sociable por naturaleza?
- Soy tímido, pero de otra manera, es una timidez distinta.
- ¿De qué tipo de timidez hablamos?
- Es timidez, solo que cuando uno está acostumbrado a tener máscaras delante llega un momento en el que tampoco es tan difícil ponerse una más, con lo cual esa timidez no se descubre.
- ¿Miras sin mirar?
- Cuando miro, miro, pero que te mire, no implica que te deje mirarme a mí también (ríe).
- Todos tenemos un poco de eso...
- Sí, pero con distinta intención. Todos jugamos a eso cuando tenemos un interés, pero a veces no hace falta tenerlo para seguir jugando.