La atleta española María Pérez, oro y plata en marcha en los pasados Juegos Olímpicos de París, no duda de que su médico y fisioterapeuta Miquel Ángel Cos ha sido su "ángel de la guarda" y una figura clave no sólo para pudiese competir en la capital francesa sino también para no haber tenido que despedirse del atletismo "con un clavo en la cadera".