Encarnación Cabré, la primera arqueóloga española, dejó su sello en tierras de la Serranía de Guadalajara realizando importantes hallazgos cuando no había mujeres que se pusieran el mono para realizar excavaciones arqueológicas, como las que acometió en el yacimiento celtíbero del Altillo de Cerropozo, entre Atienza y Naharros.