El barcelonés establecimiento de turrones y dulces artesanos, La Campana, valora positivamente sus ventas en estas Navidades. Laura Ferrer, cuarta generación de turroneros de "La Campana" al frente del negocio familiar, explica que "las ventas se mantienen" porque los clientes anteponen la tradición a la economía. "La gente no perdonas los turrones, es una compra de una vez al año", ha dicho. Una de las dueñas de este establecimiento, con más de 100 años de historia a sus espaldas, ha asegurado que el turrón más vendido es el de jijona, aunque el de yema quemada "está casi por encima". "Es una especialidad de la casa y la gente viene a buscarlo aquí", ha especificado. De la misma manera que mantienen la tradición, los Ferrer también optan por las novedades. Este año han elaborado un polvorón con una base de aceite de oliva y almendra con un toque de canela y trozos de chocolate, después de recibir un galardón por uno de sus polvorones el año pasado.